HISTORIAS DEL CENTENARIO

PEDRO PUENTE PÉREZ | Opinión | 18/06/2017

Corrían los años de 1930 cuando mi señor padre, don José Puente Fuentes, tuvo que trasladarse al pueblo de Cuyutlán debido a que su papá (mi abuelo) Marcos Puente, rentó una "cascalotera" la cual, a decir de mi padre, dejaba muy buenas ganancias, aunque era 'administrada' por su hermano mayor (mi tío) Jesús Puente Fuentes.

Me platica mi padre que en una ocasión llegó a comer al lugar de costumbre, con la señora que le decían Minga, se sentó en la mesa y Minga le dijo que para él había un platillo especial que le había apartado una de las cocineras.

-Ya llegaste a comer José- le dijo Minga.

-Sí, ya vine-, contestó mi padre a lo cual Minga le dijo a su empleada Chavelita si ya estaba la comida, -si Minga aquí está- dijo Chavelita.

Minga, apresurada, fue por el plato y se lo llevó a la mesa -mira, este plato te lo apartó Chavelita, es especial para ti-

Mi padre estaba acompañado por su tío Félix quien le dijo en voz baja -no te lo vayas a comer-

-No tío, que me lo voy a tragar- contestó.

A un lado de donde estaba comiendo había un chiquero de puercos, por lo que en cuanto tuvo oportunidad mi padre aventó el contenido del plato a los cerdos quienes, de inmediato, se dedicaron a comer el arroz ofrecido por mi padre.

Minga al ver que el plato ya estaba vacío fue a levantarlo y dirigiéndose a la cocinera le dice: -mira Chavelita, limpiecito el plato, ya estuvo este arroz-.

Ante este comentario dice mi padre que su tío Félix no se aguantó y le dijo a Minga -si, mañana va a andar el puerco detrás de ti-.

-Apoco le diste el arroz a los puercos- le reclamó Minga a mi padre y éste le contesta -hay Minga, luego tan pendejo me crees que me iba a tragar esas cochinadas, ahí está tu arroz- con esto, dice mi padre que Minga le agarró mucho coraje.

A los pocos días mi padre enfermó de temperatura, por lo que tuvo que regresar a Colima para atenderse y ya estando en su casa mi abuelo, don Marcos Puente, le dijo que se hiciera cargo de un potrero sembrado con maíz, por lo que ya no fue necesario que mi padre regresara a Cuyutlán.