?

CULTURALIA

NOE GUERRA PIMENTEL | Opinión | 27/01/2017

HISTORIA O LA TENTACIÓN DE LA FANTASÍA 

Independientemente de la facultad legal que pueda o no tener y que de hecho fue previamente debatida, por cierto sin acuerdos, entre los cronistas municipales incluso a nivel nacional, el jueves pasado, según a solicitud –con aprobación parcial- de la Asociación de Cronistas de Pueblos y Ciudades del Estado de Colima, el Congreso local a través de su LVII legislatura reconoció a Tecomán como “Ciudad heroica”, arguyendo “el glorioso pasado prehispánico de sus pobladores”. Al respecto y partiendo del anuncio que la mañana del martes 24 hiciera el secretario del Ayuntamiento tecomense, el maestro en historia y doctor en antropología, Raymundo Padilla Lozoya hizo una serie de cuestionamientos alusivos a la veracidad de los antecedentes esgrimidos (https://www.facebook.com/raymundopadilla.lozoya), rematando con esto: “A quienes promueven esta risible propuesta les recomiendo ver la película El héroe desconocido, un reflejo de nuestra ilustrada invención de héroes con mínimos argumentos históricos”.

Posición con la que en lo sustantivo coincido y lo hago desde la fuente que quiero suponer, dada su recurrencia, es en la se apoyaron los promotores para imponer dicha condición a Tecomán, la “cuarta carta de relación” de Hernán Cortés, del 15 de octubre de 1524 (P.p. 176-177, 183-184. Carta-relación. Tenuxtitlan. “Sepan cuantos…” No. 7. Quinta edición. 1970. Editorial Porrúa, S.A.) que a la letra cito: Yendo este dicho capitán y gente a la dicha ciudad de Zacatula, tuvieron noticia de una provincia que se dice Colimán, que está apartada del camino que habían de llevar sobre la mano derecha, que es al poniente, cincuenta leguas; y con la gente que llevaba y con mucha de los amigos de aquella provincia de Mechuacan, fue allá sin mi licencia, y entró algunas jornadas, donde hubo con los naturales algunos reencuentros; y aunque eran cuarenta de caballo y más de cien peones, ballesteros y rodeleros, los desbarataron y echaron fuera de la tierra, y les mataron tres españoles y mucha gente de los amigos, y se fueron a la dicha ciudad de Zacatula; y sabido por mí, mandé traer preso al capitán, y le castigué su inobediencia (…)

(…) En los capítulos antes de éste, excelentísimo príncipe, dije cómo viniendo de camino, después de la provincia de Pánuco, se conquistó la provincia de Tututepeque, que estaba rebelada, y todo lo que en ella se hizo; porque tenía nueva que una provincia de la mar del Sur, que se llama Impilcingo, que es de la cualidad de esta de Tututepeque en fortaleza de sierras y aspereza de la tierra, y de gente no menos belicosa, los naturales de ella hacían mucho daño en los vasallos de vuestra cesárea majestad que confinan con su tierra, y de ellos se me habían venido a quejar y pedir socorro, aunque la gente que conmigo venía estaba muy descansada, porque hay de una mar a otra doscientas leguas por aquel camino. Junté luego veinte y cinco de a caballo y setenta o ochenta peones, y con un capitán los mandé ir a la dicha provincia; y en la instrucción que llevaba le mandé trabajase de los atraer al real servicio de vuestra alteza por bien, y si no quisieren, hiciese guerra; el cual fue y hubo con ellos ciertos reencuentros; y por ser la tierra áspera no pudo dejarla del todo conquistada; y porque yo le mandé en la dicha instrucción que hecho aquello se fuese luego a la ciudad de Zacatula, y con la gente que llevaba y con la que más de allí pudiese sacar, fuese a la provincia de Coliman, donde en los capítulos pasados dije que habían desbaratado a aquel capitán y gente que iba de la provincia de Mechuacan para la dicha ciudad, y que trabajase de los atraer por bien y si no, los conquistase; él se fue, y con la gente que llevaba y de la que allí tomó juntó cincuenta de a caballo y ciento y cincuenta peones y se fue a la dicha provincia, que está de la ciudad de Zacatula, costa del mar del Sur abajo, sesenta leguas; y por el camino pacificó algunos pueblos que no estaban pacíficos, y llegó a dicha provincia; y en la parte que al otro capitán habían desbaratado halló mucha gente de guerra que le estaba esperando creyendo haberse con él como con el otro; y rompieron los unos y los otros; y plugo a nuestro Señor que la victoria fue por los nuestros; sin morir ninguno de ellos, aunque a muchos y los caballos hirieron; y los enemigos pagaron bien el daño que habían hecho, y fue tan bueno este castigo, que sin más guerra se dio luego toda la tierra de paz, y no solamente esta provincia, más aún otras muchas cercanas a ella vinieron a se ofrecer por vasallos de vuestra cesárea majestad, que fueron Alimán, Colimonte y Ceguatan; y de allí me escribió todo lo que le había sucedido, y le envié a mandar que buscase un asiento que fuese bueno y en él fundase una villa, y que le pusiese nombre Coliman, como la dicha provincia, y le envié nombramiento de alcaldes y regidores para ella, y le mandé que hiciese la visitación de los pueblos y gentes de aquellas provincias y me la trajese con toda la más relación y secretos de la tierra que pudiese saber; el cual vino y la trajo, y ciertas muestras de perlas que halló; y yo repartí en nombre de vuestra majestad los pueblos de aquellas provincias a los vecinos que allá quedaron, que fueron veinticinco de caballo y ciento y veinte peones.

Como se puede ver en ninguna parte del texto de Hernán Cortés se alude a Tecomán o a su gente, salvo “los naturales” que pudieron haber hecho tales defensas, en descarga se puede decir que tres décadas después, de oídas, Lorenzo Lebrón de Quiñones -Relación Sumaria de doscientos pueblos, 1554- asentó (P.p. 27, 29 y 41)  la existencia del “Valle de Tecomán”, como casi siglo y medio más tarde después de la probable fecha de la dominación local, el fraile Antonio Tello (1567-1653-55), también de oídas habla de la presunta existencia, así, sin más y sin que antes nadie lo haya mencionado, de un “Rey Coliman” –Crónica Miscelánea de la Sancta Provincia de Xalisco- que hace poco más de seis décadas aquí en Colima, con el favor de algunos que cayeron en esa reincidente tentación de la fantasía, fue también singularmente recreado el ficticio cuanto mítico personaje dándole forma, en su momento muy criticada, sin más apoyo ni antecedentes que la añeja elucubración de un hombre, Tello, al que con su avanzada edad –casi noventa años, cuando escribió el tomo 2-, es probable que ya confundiera, se le olvidaran las cosas o vaya usted a saber qué lo motivó.

The feeling of replica handbags uk is noble and gucci replica , but hermes replica black replica hermes bag will not give this handbags replica. The black Hong Kong-flavored shoulder replica handbags is engraved with a delicate kitten pattern, giving a kind of Playful and cute feeling.