POLÍTICA AL DESNUDO

NONANTZIN MEDINA DE LA HELGUERA | Opinión | 23/07/2014

¿QUIÉN MÁS LLORARÁ POR ELLAS?

Hoy nuevamente el homicidio de una jovencita de 18 años ha puesto a la sociedad colimense en diferentes estados de ánimo que van desde el enojo, impotencia, hasta la desesperación, preocupación y miedo.

Este hecho, no solo lamentable sino reprobable ha puesto nuevamente en entredicho lo que viene anunciando el Gobierno del Estado en el sentido de que la incidencia delictiva va a la baja en la entidad.

Si bien es cierto, en el ámbito público no se dan a conocer datos oficiales sobre los diferentes hechos delictivos que suceden día a día en el estado, entre la población, en corrillos, en las pláticas comunes, los ciudadanos colimenses van enterándose de lo que sucede en nuestro estado.

“Que si ya robaron a fulano, que le quitaron el vehículo a otro, etc” y por desgracia y aunque las autoridades de los tres niveles de gobierno quieran tapar el sol con un dedo, las situaciones que lastiman a la sociedad colimense y que afectan no solo su patrimonio sino su propia integridad continúan dándose en el día a día.

¡Qué difícil ha de ser para una familia decirle adiós a un ser querido! Y más como se presentaron los hechos en la muerte de Alitzel Aguilar Rangel, quien acababa de finalizar sus estudios de bachillerato y tenía el deseo de continuar con su preparación profesional en Zacatecas.

Su muerte, por desgracia para Colima, no ha sido el primer caso y no se vislumbran acciones encaminadas a detener esta oleada de homicidios que ha aquejado a la población. Ojalá que sea el último.

El delito de feminicidio, porque en este caso, cumple con dos, por lo menos, de las razones por las que puede ser clasificado como tal: una de ellas, “la victima presente signos de violencia sexual de cualquier tipo” y “el cuerpo de la víctima sea expuesto o arrojado en un lugar público”, es señalado en el Código Penal de Colima, en su artículo 191 Bis 5, que lo comete “quien, por razones o conductas de género, prive de la vida a una mujer” y la sanción que se impondrá a quien o quienes resulten responsables es “de treinta y cinco a sesenta años de prisión”.

De acuerdo a organizaciones civiles, entre ellas, Centro de Apoyo a la Mujer Griselda Álvarez, A.C., la Fundación Ius Género, A.C. y Mujeres y Periodismo A.C., el fenómeno de los feminicidios no ha disminuido, manteniéndose la misma tendencia en los últimos años: de enero a julio de 2012 fueron asesinadas 12 mujeres, en esos mismos meses pero de 2013 las víctimas mortales fueron 11 y de enero a julio de este año, se han registrado 11 homicidios de mujeres.

Lo que más preocupa, fue el silencio de las autoridades en materia de seguridad sobre este hecho, tuvo que ser hasta después de que tanto en medios de comunicación y redes sociales la población condenara el hecho cuando emitió un comunicado de prensa emitido por la PGJE, que únicamente señala que se esclarecerá el homicidio de esta jovencita, ante la instrucción del Gobernador del Estado, Mario Anguiano Moreno, dos días después de que fuera denunciada como desaparecida y uno de que fue encontrado su cuerpo.

Se sabe que por la secrecía de las investigaciones poca información puede dar la Procuraduría General de Justicia, pero creo, que la sociedad colimense se merecía por lo menos la confirmación e información oficial del hecho.

Habrá que esperar ahora, tal y como lo señala la Procuraduría, que cuando la investigación culmine se informe a la población en general el total esclarecimiento de este hecho; pero también, la sociedad deberá alzar la voz, para que no sea este el único delito que sea esclarecido, sino cada uno de lo que sucede en la entidad, en donde, a pesar de todo, no existe la total tranquilidad de la sociedad.

Como ciudadanos, debemos detenernos y analizar la situación que vive nuestro estado en materia de seguridad, tomar las medidas de precaución necesarias para evitar lo más posible ser víctima de algún incidente que afecte nuestro patrimonio y sobre todo nuestra integridad y la de nuestra familia.

Es necesario alzar la voz, exigiendo a nuestras autoridades no solo mayor énfasis en su trabajo de detención, sino de prevención de los diferentes delitos que nos dañan, denunciar todos aquellos actos que consideremos incorrectos por parte de los diferentes funcionarios públicos.

Hoy familiares y amigos, lloran la muerte de esta jovencita, pero creo que lo que le sucedió y le ha sucedido a otras mujeres en la entidad, deben ser motivo no solo de llorar su lamentable fallecimiento por parte de la sociedad, sino, reitero, exigir ¡Ni una más!.