SIN MÁS…

PEDRO PUENTE PÉREZ | Opinión | 29/12/2013

Tras sentir los primeros fríos de la temporada invernal recordé una familia a la que conocí hace muchos años, cuando vivía allá por el barrio de “La Chiripa”, cerca del templo de la Merced.

Llegaron a una vecindad que estaba en el barrio, eran solo el papá, una hija y dos hijos y después de algunos meses hicimos amistad, sobre todo con los dos hijos, ya que el papá trabajaba todo el día y la hija se la pasaba todo el día en su casa.

Recuerdo que jugábamos en la calle lo que se nos ocurriera, futbol, quemado, “charangay” y el límite de las “canchas” era la cuadra, no teníamos árbitros y siempre llegábamos a un acuerdo siguiendo nuestros propios principios y valores de la honestidad al momento de marcar una falta, un gol (en futbol) o una carrera o quemado.

Ellos eran personas muy pobres que no sabían lo que era una navidad, no habían recibido un regalo y tampoco celebraban con una cena la llegada de la navidad o del año nuevo.

Aquel invierno fue muy frío, hubo muchas lluvias que nuestros abuelos llamaban “cabañuelas” y hoy les nombran frentes fríos, lo que ocasionó que en cuanto salía el sol los hermanos se calentaban poniéndose en donde les pegara lo caliente del astro rey. Su papá se iba a trabajar con apenas un pantalón, una camisa ya desgastada por los años y unos huaraches.

Al ver la situación en que se encontraban, algunos de los vecinos se pusieron de acuerdo y poco a poco les fueron comprando ropa caliente, nueva, incluso les invitaban a las cenas de navidad y había regalos para los hermanos.

Lo que recuerdo es que a pesar de no tener a la mamá con ellos el papá los supo guiar por el buen camino, nunca anduvieron de vagos ni drogándose y siempre fueron a la escuela, incluso, cuando tuvieron la suficiente edad el mismo jefe de familia los enseñó a trabajar y los fines de semana y en tiempo de vacaciones escolares se iban con él para ayudarle y hacer más rápido el trabajo.

Hoy después de muchos años y preguntando por ellos me dijeron que uno (“el capi”, que así le decíamos al mayor de los dos hermanos de esa familia”, se casó, cuenta con un trabajo estable y a sabido salir adelante, del otro hermano ni del papá no me han dado a conocer que ha sido de ellos.