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CULTURALIA

NOE GUERRA PIMENTEL | Opinión | 28/04/2013

LA ACPE EN SU ENCRUCIJADA

Fundada en enero de 1953, aunque con otra denominación, la actual (ACPE) Asociación Colimense de Periodistas y Escritores, A.C., cumplió ya 60 años. En ese sentido, en la víspera de su renovación directiva y motivado por la pluralidad, madurez y sentido crítico que debe caracterizar a este organismo, comparto estas reflexiones que, aclaro, no llevan otro destinatario que la membrecía, como tampoco tienen otro fin que motivar mi visión del momento por el que atraviesa un organismo del que los responsables somos quienes lo integramos: 80 asociados entre los 20 inactivos y los 60 en activo, de los que de ordinario en la actualidad participamos solo la mitad.

Permítaseme rememorar cómo en el recuerdo han quedado otras agrupaciones civiles, las que por décadas dieron vigencia a inquietudes ciudadanas desde campos como el altruismo hasta la producción literaria o artística, la simple convivencia y el fomento al deporte, entre otras de las que casi desde el anonimato algunas sobreviven y que en mucho cedieron ante egoísmos y yerros internos a la par de los prevalecientes afanes de obstruir la organización de la sociedad civil cuando ésta representa un venero crítico al mal desempeño de los grupos de poder.

Leí de la ACPE en un texto de Lipo Lepe, desde entonces lo grabé como sinónimo de quehacer intelectual, producción periodística y literaria, actividades de importancia social y referente de influencia cultural y política con gente de la talla de Aniceto Castellanos, Miguel Galindo, María Ahumada, Roberto Pizano, Ismael Aguayo, Ricardo Guzmán, Juan Oseguera, Gregorio Macedo, Víctor de Caso, Nahúm Bernal, Ernesto Terríquez, etc., gente de letras tanto en el periodismo como en la literatura, de la clase política los menos, pero de amplia presencia, prestigiados y con reconocido arraigo todos, personajes en su mayoría ya idos, artífices de un legado de solvencia de la que hemos sido beneficiarios y que nos obligamos a salvaguardar.

Así percibía y veo a la ACPE, una agrupación de mujeres y hombres de notable inteligencia, brillantes cada cual en su quehacer y discurso, creativos y orgullosos integrantes de un colectivo de verdaderos periodistas y escritores, gente a la que en su mayoría admiro y le aprendo para intentar con su ejemplo de trabajo, pluralidad, honestidad, integridad, perseverancia, congruencia y de profundo respeto al oficio de escribir como vocación única para buscar, crear y libremente deferir ideas en el legítimo afán de generar aportaciones críticas a la mejora social.

Desde esta perspectiva y conocido es, nuestra agrupación observa algunos pendientes respecto al espíritu con el que fue creada, condición aquella quizá motivada por un natural sentido de pertenecía, identificación y solidaridad para reunirse, identificarse, fortalecerse, compartir, dar, para ser en colectivo y trascender en grupo, no en grupúsculos, con lo mejor de cada uno, pero no para cerrarse, no para confrontarse por insignificancias, no para caer en estériles apasionamientos, pueriles envidias o claudicar en su razón.

Motivaciones de aquellos pioneros identificados por sus aficiones, comunión, fraternidad, vocación de servicio, disposición al crecimiento conjunto además de sus evidentes aportaciones a favor de la identidad y cultura colimense. Por ello sin acusar, insisto, pues todos tendremos algo de culpa, creo pertinentes unas interrogantes: ¿Cómo estamos? ¿A dónde vamos? ¿Hemos sido fieles al original ideario? ¿Qué tanto hemos distraído los fines? ¿Desvirtuamos la esencia? ¿Quién para nuevo guía? ¿El más apto? ¿Cuál su perfil? ¿Continuismo? ¿Hay tiempo? ¿Cómo queremos vernos? ¿Quiénes nos habrán de seguir? ¿Somos o no somos?

Considero que estamos en el mejor momento para el análisis, histórico respecto a lo que queremos para la ACPE en este Colima diferente con una sociedad heterogénea, crítica y exigente con la que estamos obligados. Es vital para el gremio no postergar acciones pues con ello estaremos contribuyendo al rechazo de una sociedad que aunque nos duela, en su imaginario ya no nos ve. De nosotros depende reafirmar a la ACPE y con ella a nosotros mismos.

*NOE GUERRTA PIMENTEL es socio activo de la Asociación Colimense de Periodistas y Escritores, A.C.

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