Las conductas alimentarias son la base de nuestra vida cotidiana y los hábitos de alimentación van de acuerdo a la familia, cultura, medios social y factores psicológicos y emocionales, aseguró la psicoterapeuta humanista Carmen de Lourdes Cerda Jiménez al dar una conferencia en el marco de la XXV Semana del Médico que se lleva a cabo en la Universidad de Colima, organizada por estudiantes de su Facultad de Medicina.
En su disertación titulada Tratamiento psicológico en los trastornos de la conducta alimentaria, la especialista agregó que la alimentación, desde el aspecto biológico, es de sobrevivencia, pero en el aspecto emocional y psicológico, es por medio de ella que se establecen los primeros vínculos emocionales a partir prácticamente desde el nacimiento “y nuestra confianza básica en que las necesidades serán satisfechas por los cuidadores adultos”.
Para el recién nacido, fuera de lo que es la nutrición, el alimento es un refuerzo de la conducta, dijo la expositora, y entonces “cuando el niño llora es porque tiene hambre. Él no sabe lo que es hambre sino llora por el malestar físico que tiene. La mamá acude a cuidarlo y lo atiende y éste aprende que esa persona va estar al pendiente de esa necesidad humana, y le va dar la confianza de que va a existir algo que le va a solucionar los problemas que va teniendo en la vida”.
Carmen Cerda manifestó, de la misma manera, que cuando el niño no está bien atendido se empieza a dar cuenta o a asociar que no hay una satisfacción apropiada a la necesidad fisiológica que tiene, por lo que no se establece la relación entre el cuidador, el afecto emocional y el alimento; “entonces después hay una confusión a nivel psicológico entre el alimento, la emoción y el afecto”.
Indicó que es ahí cuando surgen los problemas, personas que comen por algún aspecto emocional, porque están enojadas, porque está felices, porque se sienten solos y la comida pasa a ser su compañía, empieza el trastorno de la situación afectiva relacionado con los aspectos alimenticios.
Manifestó también que se tienen los valores estéticos, la búsqueda de la perfección física y la falta de autoestima como factores de desarrollo de patrones conductuales negativos; “se empieza a buscar esa perfección que no pueden alcanzar y se empiezan a distorsionar los hábitos de alimentación”.
Habló a continuación de las personas que padecen un trastorno anoréxico, que es tan fuerte, agregó, que todo se trasforma en su vida, pues ellas se ven y se sienten gordas y feas, aunque sea todo lo contrario, “y si alguien les dice cómo lucen llegan a enojarse porque sienten que se están burlando de ellas, porque no se sienten ni bonitas ni delgadas”.
Por otra parte, expresó que existe igualmente la vigorexia, que es el culto actual al físico, que se ha hecho énfasis en que debemos tener los cuerpos perfectos, que hasta existen productos que dicen ayudar a conseguirlos, y de esta forma hay quienes toman estos productos y se la pasan desde tres a cinco horas en los gimnasios haciendo ejercicio para conseguir ese cuerpo perfecto.
Cerda Jiménez apuntó que ahora existe la ortorexia que es un nuevo trastorno, que es el que come sano y tiene como obsesión por la comida sana a un nivel patológico, aquel que piensa que no puede comer nada más que vegetales porque si come otra cosa se contamina.
En otro apartado de su exposición se refirió al comedor compulsivo, el que come demasiado y constantemente y llega a constituir una conducta adictiva. En contraposición, sentenció, la bulimia tiene la misma característica, sólo que en éste caso, el individuo se da atracones para luego vomitar el alimento.
Finalmente, comentó que en todos estos casos el individuo pierde el control de su propia voluntad y repite en forma compulsiva este patrón conductual, “que conlleva características muy similares a las que vemos en las adicciones o sustancias, que el individuo no puede parar de hacerlo”.
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A partir del Lunes 11 de Abril de 2011
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