Polarización o madurez democrática

Administrador Colimapm | Opinión | 02/07/2018

POR: Guillermo Montelón Nava

Los resultados de la jornada electoral del pasado primero de julio nos dejan a la sociedad mexicana muchas lecciones importantes que es necesario valorar, reconocer y, sobre todo, darles la importancia debida, puesto que se trata de una elección histórica por muchas razones, entre ellas el alto grado de polarización que provocaron, por una parte los partidos y sus candidatos con sus ataques y descalificaciones, y por la otra, la propia sociedad con el uso de las redes sociales que, como nunca, fueron un factor determinante para que prácticamente la mitad de la sociedad decidiera optar por un cambio hacia la izquierda.

Ciertamente y eso hay que reconocerlo, en México el proceso electoral no generó el grado de polarización y los niveles de odio y de ataque que hoy enfrenta la Unión americana por la forma de ser y de gobernar de un presidente populista cerrado y caprichoso, pero después del primero de julio se debe aceptar que somos una sociedad divida, al menos en cuanto a los criterios ideológicos o las razones políticas, pues si recurrimos a los números, tenemos que poco más de la mitad de los votantes no votaron por Andrés Manuel López y que casi la otra mitad decidió apoyar esta opción de cambio impulsada por una “izquierda” muy cuestionada.

En consecuencia, esta polarización requiere que, el candidato ganador y los partidos perdedores, trabajen de manera muy intensa la reunificación de los mexicanos, por lo que en principio resultan esperanzadores haber escuchado los mensajes de Ricardo Anaya y de José Antonio Meade, quienes además de reconocer su derrota, se mostraron mesurados y generosos haciendo notar que lo primero es anteponer los intereses de México, pero a pesar de ello, se habrá de requerir de mucho trabajo de reconciliación y la unidad de todos los mexicanos, tal y como lo expresó también el Presidente Peña Nieto en su mensaje a la nación luego de conocerse los resultados preliminares.

Una cosa importante que debemos reconocer es que los partidos y los candidatos han tenido que mostrar mayor madurez política y democrática dejando atrás actitudes negativas, por lo que es de esperar que esta nueva forma de actuar contribuya a que el país siga construyendo un sistema democrático más firme, maduro y sólido que involucre más a la ciudadanía pues es con la participación de la sociedad como se legitima el ejercicio democrático y aunque en la elección del 1 de julio una participación de casi el 63 por ciento del padrón electoral, estamos aún lejos de lograr que el abstencionismo deje de ser una sombra y un lastre para el avance democrático.

Con todo y esos defectos que aún padece nuestro régimen democrático, es muy importante que, con este cambio en la vida política, la sociedad mexicana sea más participativa, no solo emitiendo su voto sino siendo más vigilante, exigente y fiscalizando las acciones y el actuar de los gobernantes, especialmente en el próximo sexenio en el que no habrá contrapesos suficientes que limiten los posibles excesos del ejecutivo. De hecho, solamente con una decidida y permanente participación de la sociedad será posible que las propuestas de Andrés Manuel se ajusten a la realidad mexicana, cuidando que sean viables y factibles con efectos verdaderamente favorables para la mayoría de los mexicanos.

Son muchos los retos que le esperan al gobierno del PEJE y por ello, es fundamental que haya una reconstrucción de la unidad nacional, porque como mexicanos es aún mucho lo que debemos hacer para ser un pueblo más culto, más responsable con el medio ambiente, más comprometido y solidario, respetuoso de las leyes y que entandamos que no todo está en manos del gobierno para que seamos un mejor país. (guillot77@hotmail.com)