HISTORIAS DEL CENTENARIO

Administrador Colimapm | Opinión | 02/07/2017

Mi padre, don José Puente Fuentes, nació en el año de 1913, por lo que la revolución Cristera (1926-1929) la vivió siendo un niño o, tal vez, un adolescente pero aun así le tocó vivir varios episodios de esta guerra.

Este domingo platicando con él nos comentaba que cuando la Cristiada estaba en su apogeo, "mi papá (mi abuelo Marcos), tenía un caballo muy bonito y en ese tiempo había sembrado en el Agua Hedionda, por lo que lo acompañaban Jesús (hermano de mi papá) y dos mozos más; andaban trabajando y ese día estaban a punto de terminar la siembra cuando llegaron los cristeros".

Indica que antes de que llegaran los Cristeros "me dijo mi papá, te llevas el caballo, lo desensillas, lo amarras y vas 'chaponenado' por surcos, empezando de aquel lado para mañana comenzar a escaldar".

Continúa diciendo: me fui con el caballo y en una higuera grande lo desensillé en la esquina de la labor, porque después ya era monte, cuando de pronto escuché unos ruidos en el piso, por lo que voltee y vi que venían subiendo los Cristeros con dirección del río a la tierra sembrada; eran unos 40 pero como estaba a más de un kilómetro de distancia de mi papá no podía avisarles, por lo que decidí meter al caballo entre el monte a la breña y lo amarré".

Dice que los Cristeros llegaron y a varios de los campesinos que tenían ahí sus labores les quitaron las bestias buenas y descansadas y les dejaron bestias cansadas que ellos traían, pues ya no eran bestias seguras.

Menciona que cuando salí de la breña me fui con mi papá y al llegar dos de los Cristeros hablaban con él (los demás estaban distribuidos con los demás campesinos) "mi papá les decía: -las bestias no son mías, las traigo rentadas pero se las van a llevar ustedes, me van a dejar bestias cansadas y cuando llegue el dueño que voy a hacer-, por lo que los Cristeros reconocieron y les dejaron las bestias", pero el caballo bueno estaba escondido.

Mi padre menciona que uno de los Cristeros se dirigió a su hermano Jesús (mi tío) y le dijo "lo que si es que vamos a cambiar sombreros", por lo que Jesús le dio su sombrero (nuevo, de trenza como los que usaban los rancheros) y el Cristero le dio el suyo para después retirarse.

Por la tarde de ese día, como llovió, todos los campesinos se juntaron en la Hacienda del Agua Hedionda, señala que estando ahí un camarada le dice a mi hermano Jesús, 'oye vale tu traes mi sombrero, me lo quitó un cristero, pero no te lo cambio mira a mi me dejaron una texana nuevecita, me fue mejor, ya tengo mi texana y la voy a cuidar, ya tengo con que salir el domingo de catrín'.

Cuando estaban ahí pasó el ejército del Gobierno que buscaban a los Cristeros y recogieron las bestias que les dejaron los Cristeros; después de eso se fueron los del Gobierno tras de los Cristeros.

Al otro día mi padre fue por el caballo y la silla que había escondido en la breña y que, gracias a eso no se los llevaron los Cristeros.