Cansado, entre el hambre y la soledad

Administrador Colimapm | Colima | 29/11/2016

LT Informa

Hoy temprano lo conocí, él estaba sentado en el suelo, junto a unas palmitas en la calle de una colonia residencial de aquí Colima capital.

Al verme pasar, el señor me pregunta "Oiga no tiene un jardincito que ocupe limpiada o una podadita?"

Se llama Don José, y al responderle que no vivía por ahí, me di cuenta que traía unos costalitos, uno con pasto recién cortado, y otro donde cargaba unas tijeras para podar, una guadaña y dos escobas.

¿Y no conoces a alguien que quiera que le barran la calle o le rieguen las matas?, insistió el hombre mientras se quitaba su cachucha y la acomodaba cariñosamente sobre el costal.

Le dije -No señor, no sé, yo vine de visita nada mas un rato, pero con quien llegué ya se fue también.

"Ah que las hilachas", exclamó y al momento de voltear para seguir mi camino me dijo:

-"Oyes ¿ya desayunastes?"

-No, apenas voy a ver qué encuentro.

-"Ayúdame pa'un taco, nomas traigo 40 pesos de un jardincito que limpié ahorita y toco en otras casas y no sale nadie".

A la siguiente esquina estaba una mesa con tacos 5x30 se leía en el letrero. De esos me explicó Don José que estaban muy buenos, al menos eso le había dicho la jovencita que los vende.

Vi cansado y sincero a aquel hombre de 68 años. Y nos pusimos de acuerdo para comprar algo para desayunar, pero de pronto de manera sutil me invitó de los tacos que él apenas iba a comprar.

Le dije que no, que eran para que se los comiera, que yo no tenía ganas de tacos y le ofrecí acompañarlo con otra cosa que iría a comprar a la tienda. Lo cual aceptó emocionado mientras ya les ponía salsa a sus tacos tuxpeños.

Mientras, fui a la tienda de la siguiente esquina; agarré un yogurt bebible, y había tortas preparadas de jamón y de frijoles con queso, compré una de estas últimas y allí voy otra vez para acompañar a Don José.

Llegué y estaba esperándome para empezar a desayunar, ya con una "coquita" abierta ¡Pero nunca imaginé que yo terminara comiéndome los tacos y él mi torta! Y así pasó precisamente.

Al preguntarme qué había comprado, dijo "¡Ah, amigo te lo cambio, se ve sabrosa!"

Ja, ja.No pude hacer nada, más que intercambiar el bolillo relleno por sus 5 tacos colorados. Y allí comimos esos manjares callejeros, sentados en la banqueta. Cosa que nunca había hecho hasta hoy.

Amigos, tengo el domicilio del señor, por si alguien requiere que le poden el jardín. Don José no tiene pensión y de él dependen su mujer y un nieto que les dejó su hija única tras morir de cáncer.

Ojalá podamos ayudarlo.