EL IRRENUNCIABLE COMPROMISO DEL PAN
A mediados de este próximo diciembre se decidirá quién será el próximo líder estatal del panismo local, decisión de gran trascendencia para el futuro de este partido en el Estado. El PAN obtuvo, no hay que olvidarlo, un amplio respaldo de la ciudadanía colimense en las pasadas elecciones. Más de cien mil votos le dieron sólo al candidato a gobernador Jorge Luis Preciado Rodríguez, un número que ya de por sí contiene una enorme responsabilidad política, que Preciado Rodríguez, dicho sea de paso, pese a las arremetidas del gobierno en turno y a los ataques sistemáticos de sus medios aliados, ha sabido sortear. Un aspecto, sin embargo, se impone preocupante: el acecho por parte del gobierno nachoperaltista a las bases estructurales panistas, con el fin de desestabilizarlas y hacerse del control (político, ahora, y electoral, después) de toda su aceptación social. Para llevar a cabo este propósito, el grupo de Pedro Peralta Rivas (que controla parte del congreso y del panismo local) decidió lanzar como candidata a la ahora diputada con licencia Julia Jiménez Angulo, quien vendría a buscar la dirigencia de esta fuerza política con una camisa albiazul por encima y una priista por debajo. Los aliados de esta traición al panismo local son, asimismo, los diputados Riult Rivera, Santos Dolores y Crispín Guerra, pero también la propia munícipe de Manzanillo Gabriela Sevilla y todos sus aliados (entre ellos Daniel Cortés), además de otros presidentes de comités municipales identificados con Peralta Rivas, como el propio Héctor Mier, presidente del panismo municipal de Villa de Álvarez y suegro del priista Rogelio Salazar Borjas, hoy bajo proceso penal por posesión de casi 20 kilos de cocaína. El ala de los verdaderos panistas la encabeza un liderazgo ejemplar: Enrique Michel Ruiz, quien se acompaña de una vertiente importante del congreso local (Martha Sosa, Luis Ladino) y, sin duda, contará (tiene que) con el respaldo del senador Jorge Luis Preciado y del diputado federal Fernando Antero, quien hace poco, por cierto, declaró que no permitirán que “el Ejecutivo estatal intervenga en el proceso para renovar la dirigencia estatal del PAN”. Aunque lo ha negado públicamente, sabemos que el gobierno de Nacho Peralta operó para que los ahora diputados PRIindependientes le quitaran la mayoría a los albiazules en el recinto legislativo, cosa que la ciudadanía vio como una terrible traición a su “voluntad electoral”, lo que tendrá que patentizarse en las elecciones de 2018, si no dejamos que el olvido borre estas felonías. Por una cuestión puramente de compromiso social, los verdaderos panistas no pueden permitir que los priistas (desacreditados socialmente y, por tanto, queriendo subsistir bajo el ropaje panista) les arrebaten un instituto político que demostró en las pasadas elecciones ser la opción que la ciudadanía decidió que los representara en la mayoría de las alcaldías, el Congreso e, incluso, en la gubernatura, que por una elección de Estado le fue robada al panista Preciado Rodríguez. Si bien para mí la mejor carta para dirigir el panismo local sigue siendo Jorge Luis Preciado (tómese en cuenta no sólo el arrastre generado en las pasadas elecciones, sino también el debate que está generando a nivel nacional por su iniciativa de portación de armas), la opción de Enrique Michel, que goza de una gran aceptación social y política, me parece acertada para blindar al panismo de la acechanza priista desde el gobierno del Estado. El PAN merece gozar de las mieles de su pasada victoria, es cierto, pero más importante aún es que la voluntad democrática de la sociedad sea respetada cabalmente, he aquí el irrenunciable compromiso que los verdaderos panistas tiene hoy en su manos. Ojalá no lo echen por la borda.
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A partir del Lunes 11 de Abril de 2011
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