LA PROPUESTA DE PRECIADO
Polémico, como siempre, el senador colimense Jorge Luis Preciado ha vivido un viacrucis desde que decidió presentar su iniciativa para modificar la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos, una propuesta para aprobar que, tanto el negocio de una persona como su automóvil, sean una extensión del domicilio particular y puedan poseer armas en todos estos recintos, reformando el artículo 10 constitucional.
La osadía de la propuesta no le resta lógica, a sabiendas de que los asaltos a los transeúntes y a los comercios se han multiplicado exponencialmente en todas las entidades del país, sin embargo, pareciera que a la preparación previa de este anuncio le faltó consenso (para empezar, con su propio partido), y con más entes que pudieran haber lanzado su apoyo a esta reforma constitucional que no tiene otro objetivo que darle a la ciudadanía mejores elementos con qué defenderse de la creciente inseguridad en nuestro país.
Uno de los graves problemas a los que se enfrenta Preciado, es que en el tema de la portación de armas hay mucha desinformación, y todo parte desde la intención del Gobierno Federal de tener la menor cantidad de civiles armados en las calles (aunque no sean de uso exclusivo del ejército), y de tener la menor cantidad de hombres y mujeres que sepan manipular un arma (por eso es que en el servicio militar lo más “peligroso” que realizas es ir a reforestar y desmontar predios), porque ya con los grupos que operan fuera de la ley tienen de sobra. El temor de cualquier gobierno mexicano que de la era post-revolucionaria radica en el inminente “Estado fallido” en el cual muchas entidades de la República van sobreviviendo, lo que ha generado un hartazgo social ante gobiernos inservibles que se tratan a sí mismos como integrantes de una realeza casi europea, que en teoría, en un Estado democrático perteneciente como el nuestro, no deberían existir.
Volviendo al tema de la propuesta de Preciado, era evidente que los demás partidos políticos la iban a desestimar sin siquiera analizar los pros y contras, nada más para sacar tajada política, como lo han hecho históricamente con temas polémicos, como el del aborto. Pero el golpe más duro que ha tenido que soportar la propuesta de Jorge Luis Preciado, ha sido la negación del apoyo que recibió de la extrema derecha mexicana, incluyendo al propio blanquiazul, en la que debió haber sido su primera parada para hacer el “lobbying” correspondiente y obtener el apoyo moral (el “endorsement”, la aprobación) de sus propios colores y sus aliados naturales, los empresarios, quienes pecan de doble moral, porque son regularmente ellos los que circulan por las ciudades con guardaespaldas armados hasta los dientes.
Por tal motivo, sorprendió el rechazo de un gran sector del gremio empresarial hacia esta propuesta, ya que también son ellos las víctimas cada vez más constantes y a la alza, de los actos de inseguridad que han detonado una propuesta que sin duda es valiente y osada.
La defensa que Preciado ha hecho sobre el tema de portación de armas, sin embargo, tiene una vertiente muy interesante: ¿qué opina la gente? Si alguna empresa encuestadora llegara y me preguntase sobre esta propuesta, diría que estoy de acuerdo con ella, pese a que no soy un creyente de que funcionaría a cabalidad en un país con falta de cultura armamentística, al contrario de la norteamericana, con la que erróneamente nos comparó Jorge Luis en la presentación de su documento.
Y es que aunque crea que todo mundo tiene derecho a defenderse de un asalto a negocio, robo a casa habitación o intento de secuestro mientras conduce, lo que no genera confianza es el “sistema” bajo el que tendrían que regirse estos permisos para portación de armas, los exámenes previos para el otorgamiento de la “licencia de portación de armas”, o simplemente la tan tradicionalmente mexicana línea de corrupción que podría generarse a partir de esta propuesta, de la cual se alimentan incluso los partidos políticos que pegaron un grito en el cielo ante esta iniciativa.
Lastimosamente, vivimos en un país donde la sociedad no confía en sus instituciones, y donde las propias instituciones desconfían del hartazgo evidente de un pueblo que paga impuestos a cambio de prácticamente nada. En esa delgada línea vivimos, motivo por el cual no será difícil que Preciado presente las 150 mil firmas ciudadanas que planteó para darle aún más validez a su propuesta. Podría presentar millones, de personas que han sido asaltadas o robadas, el problema radica en que los que toman las decisiones viven confortablemente en una doble moral, y necesitará más que eso para convencerlos.
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A partir del Lunes 11 de Abril de 2011
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