“EL SECUESTRO DE LA POLÍTICA”, PARTE 1
Los amarillos, con menos audiencia, se declararon inconformes con quien sin ninguna duda, es la persona más representativa de ese movimiento. Al parecer está convencida que puede aportar más desde SEDESCOL para sus causas e ideales sociales. Lo podemos constatar siguiendo sus acciones y replicando las inconformidades en contra de los gobiernos emanados del partido rojo. Eso me brinda una idea de que sus raíces y formas de ver el servicio público, no sufren modificación (y sin temor a su costo político, porque lo tendrá y deberá pagar). Desde la trinchera en que se encuentra realiza lo que a su conciencia es lo correcto; tendremos que esperar su reacción cuando le ordenen realizar algo fuera de su manera de ver la política. Por lo pronto, le otorgamos el beneficio de la duda.
El partido azul no es la excepción. Al parecer su guerra interna se vuelve cada día más sangrienta (en términos políticos), ya que después de haber obtenido los resultados de las elecciones pasadas -donde algunos de sus líderes se dicen victoriosos-, su militancia se está dando cuenta que los engañaron, que esa votación no fue gracias a la mística, ni mucho menos al buen desempeño del instituto político, sino que fue gracias a los “acuerdos” (algunos de ellos macabros) que se dieron antes y durante el proceso de la primera elección (2015).
Estos llamados liderazgos pensaron que sus compañeros de partido y los ciudadanos que lograron ganar la confianza de los electores, les debían obediencia al grado de devoción. Se sintieron con el derecho de denostar e indicar, cual dictadura perfecta, las acciones que se tenían que realizar. Al final se encontraron con que día con día, crece una militancia y ciudadanía más informada; información que genera independencia y autonomía racional.
Es ahí donde encontramos la primera respuesta y, ésta es simple. Quien tiene la dirigencia de un partido político (hablo de la dirigencia, no del dirigente), tiene a la mano la baraja de las candidaturas, las cuales puede regalar a los contrarios o poner a personas competitivas y afines a su proyección de principios. Todo depende de los “acuerdos” a los que algunos son capaces de llegar.
Segundo: tiene a su alcance el recurso económico y operacional del partido político (que en su mayor proporción, estos dineros son públicos. Es tu dinero, es nuestro dinero, el que manejan de forma discrecional con un porcentaje mínimo que hoy se hace llamar etiquetado).
Tercero: esos llamados liderazgos obtienen la fortaleza de negociar grandes “acuerdos”, con quien o quienes en su momento tengan las riendas del estado, en todos sus niveles (conocedores de las ventajas que este tipo de fortaleza representa a su interés personal y al de algunos de sus allegados).
En la próxima columna intentaremos desglosar, con mayor precisión, los temas que implican el manejo de los recursos asignados a los partidos y su destino. Por lo pronto, te agradezco apreciable lector el tiempo dedicado.
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A partir del Lunes 11 de Abril de 2011
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