PARACAÍDAS

ROGELIO GUEDEA | Opinión | 02/06/2016

LOS PANISTAS, A MÁS SEIS MESES DE GOBERNANZA

Nadie duda ya que la primera fuerza política en Colima es posesión del PAN, gracias, en gran medida, a la campaña exitosa que realizó su principal operador en la entidad: Jorge Luis Preciado, quien convirtió a los candidatos pasivos en activos y les dio un arrastre que, en realidad, la gran mayoría no traía. Sí, pero qué ha pasado con el panismo local en los poco más de seis meses que llevan gobernando y legislando. Tenemos, en primer lugar, que hablar de las pérdidas panistas: la principal ha sido Gaby Benavides, alcaldesa de Manzanillo, y Virgilio Mendoza, quien desde un principio se desmarcó de los albiazules para apoyar la campaña de Nacho Peralta. También habría que mencionar a Locho Morán, quien decidió emigrar a un partido político que ni es un gran Movimiento ni mucho menos es Ciudadano, y que fue comparsa en realidad del PRI para que Jorge Luis Preciado (con quien Locho tiene diferencias personales) no llegara a la gubernatura. Estas serían las pérdidas más significativas y parecen irrecuperables. Sin hablar propiamente de pérdidas, pero sí de un trabajo que le ha generado una merma a la imagen del PAN están los alcaldes de Villa de Álvarez y Colima: Yulenny Cortés y Héctor Insúa respectivamente. Yulenny Cortés se ha enfrentado incluso al comité municipal de su propio partido (por no pagarle las cuotas acordadas) y ha tenido una serie de desencuentros con la propia ciudadanía que han afectado sensiblemente su imagen y, por extensión, la del PAN como fuerza política que traería el cambio esperado. Si bien Héctor Insúa, por su parte, tuvo un jonrón con el Festival Internacional del Volcán y con la reciente nominación para Colima como Ciudad Resiliente por la Fundación Rockefeller, predomina sobre él, según se ha externado en sectores empresariales, políticos y hasta en la gente de a pie, una percepción de arrogancia, lo que es grave puesto que la arrogancia en lugar de ofrecer apertura (a nuevas ideas, proyectos, políticas públicas, etcétera), paga sólo con cerrazón. El caso del munícipe Lupillo García Negrete, por otro lado, está en un estira y afloja entre que despega su gestión o se queda estancada. La reactivación de la economía agropecuaria en ese municipio es fundamental para su desarrollo, así como lo es también devolverle la tranquilidad a los tecomenses, pues este municipio se ha convertido en uno de los más violentos del país y, sin duda, uno de los más pobres. La pobreza, no lo olvidemos, genera violencia. Con respecto al Congreso, la fracción panista lo ha hecho bien, aun cuando tiene duros adversarios de su mismo color que están luchando por sus propios intereses, apoyados por los propios priistas. Haber tomado la iniciativa de ser los primeros en hacer sus declaraciones patrimoniales les dio una delantera que espero aprovechen para consolidar su liderazgo pleno en el Congreso, sin concesiones a la corrupción e impunidad de ningún tipo. Hay algo, sin embargo, que le ha fallado a todo el panismo local y no se han dado cuenta o ya se dieron y no quieren o pueden hacer nada: su sistema de comunicación, su enlace a la ciudadanía es fallido, y esto ha afectado la percepción tanto de la administración de Héctor Insúa, Lupillo García Negrete, Yulenny Cortés, como la del mismo Congreso local y del PAN Estatal, pues la información que llega a la sociedad llega de suyo viciada y hasta manipulada por los medios de comunicación (¡que casi son todos!) controlados por el gobierno del Estado. Una comunicación verdaderamente estratégica, además de la unión de los panistas para llevar a cabo un trabajo conjunto y no dividido, podría hacerlos salir airosos no sólo de la elección de su candidato para dirigir el PAN estatal (cuya mejor carta, sigo insistiendo, sigue siendo Jorge Luis Preciado, y la confirmación de ello son los sistemáticos ataques que Diario de Colima, vocero número uno de Gobierno del Estado, ha lanzado sobre él), sino también para lograr seguir siendo la primera fuerza política estatal en 2018. De no llegar los panistas como primera fuerza al 2018, el sueño de una alternancia real para 2021 se les iría de las manos. De no hacer de la unión su fuerza, pues, el hartazgo social hacia el PRI se les puede revertir.