LOS TRES PUNTOS…
Uniendo esos tres puntos tendremos un triángulo equilátero, símbolo del equilibrio y de la verdad resultado del conocimiento de la vida, del verbo y de la luz. Los tres puntos son también para el masón el símbolo de lo justo, de lo bello, de lo verdadero, emblemáticamente representados por las tres luces del candelabro que está sobre el trono del Venerable Maestro. Puntos que representan también tres cualidades indispensables: sabiduría, voluntad e inteligencia. Si fuera solo voluntad, sería un bruto lleno de energía pero sin amor, sin inteligencia, pues la sabiduría implica amor y conocimiento. Si fuera solo inteligencia, sería egoísta, un inútil que solamente cuidaría de sus intereses, despreciando lo que no satisface a su orgullo. Pero si fuera solo sabiduría o amor, sería también estéril porque sus grandes aspiraciones no serían puestas en acción por la voluntad ni controladas por la inteligencia y la razón.
El Ternario también representa el nacimiento, la vida y la muerte. Simboliza la infancia, la juventud y la vejez, tres fases de la vida humana en la que se tienen diferentes obligaciones y para las cuales se debe estar preparado. Simbólicamente el Maestro expiró a las tres de la tarde, después de 33 años de vida. Tres son los enemigos que procuran devorar al verdadero masón: la profanidad, la superstición y la carnalidad. La primera escarneciendo los misterios de la Orden, la segunda invirtiendo el sentido de los símbolos y, la última, volviendo al hombre semejante a los animales e incapacitándolo para los pensamientos elevados y nobles. El Maestro sufrió tres caídas en su marcha al Calvario, a fin de mostrar que aun el más perfecto, no resistiría el peso de su cruz si no cuenta con auxilio y ayuda de hermanos. Eso prueba la necesidad de la más completa unión para que poder servir los unos a los otros.
Los tres puntos recuerdan que el ser se forma de elementos animales, vegetales y minerales y que para el equilibrio de nuestra naturaleza no debemos olvidar que ante el mineral y el animal hay un intermedio, el vegetal, que debe predominar en la alimentación y en la vida, para gozar de salud y de equilibrio mental. Recuerdan las tres razas fundamentales de la humanidad: la blanca, la negra y la amarilla que, sin importar su conformación o aspecto diferente, expresan la unidad fundamental del ser humano, proveniente del mismo principio Creador, resultado del mismo poder del Universo. Tres que también recuerdan que uno de los discípulos del Maestro, Pedro, lo negó tres veces; así se tendrá la certeza de que por grande que sea ésta no podrá nunca se debe confiar totalmente en la naturaleza humana, sujeta a siempre debilidades. Tres logias formaron en los tiempos modernos la primera Gran Logia, y dieron origen a todo el mundo masónico actual. Tres son las velas, tres los golpes que se le dan a la puerta, tres los principios que impulsan las logias: Libertad, Igualdad y Fraternidad, tres las veces que presionan la mano entre sí los masones para identificarse.
Ahora bien, solo quedaría preguntar si quienes usan los tres puntos aparte de conocer los significados también los honran, pues más que un signo de identidad interna, por lo visto debe ser un emblema tatuado más que en la piel en la conciencia para aceptar al otro, pues entre ellos comparten y practican los mismos principios así las concepciones sean divergentes. Estamparlos en la firma, se convierte en un sello que implica principios, integralidad e integridad humana y de capacidad de ponerse en el lugar del otro y son garantía de que quien los usa, si bien conoce la individualidad, convive en la dualidad y vive para la humanidad como tercer elemento de ese triángulo perfecto que se forma de su unión.
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A partir del Lunes 11 de Abril de 2011
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