
EL CUERVO. IN MEMORIAM (CONTINUACIÓN...)
Cuervo siempre compartió fragmentos de una vida múltiple, de donde se entresacan nombres y lugares que se apiñan y empujan unos a otros en una realidad que requiere a la vez varias vidas. Ernesto, su cómplice y amigo de San Carlos; los Castro Leñero; Nikky la canadiense surrealista, Jaimón, Emilio Castro, el inventor; Conny la doctora, Cornelio García y su Penélope, Bindu y Beatríz; y su familia que a más de dos décadas apenas conocimos, entre los que se ve Gabriel, su hermano ya fallecido, con quien creció bajo el rigor paterno de quien nunca supimos nombre y de una madre ausente de la que no hay memoria, sustituida por dos eternas tías.
Era octubre de 1988, después de un tiempo de distancias, Imelda y yo auxiliamos al maestro en su penosa convalecencia luego del terrible accidente de autobús que lo postró durante más de medio año con fracturas y lesiones múltiples que demandaron transfusiones sanguíneas (sangre contaminada que al tiempo le revirtió la salud con el cuadro de hepatitis que devino en el cáncer de pulmón que lo aniquiló). Las ocupaciones nos volvieron a separar hasta 1992, cuando Ime y yo, temporalmente nos asilamos en su casa por la Estancia, ya con dos de nuestros pequeños. Ahí nos reencontramos con Jaime y Georgina. Época difícil que nos permitió reconocer la verdadera amistad con la que ya nos despedimos.
El mundo del arte y sus protagonistas me fueron presentados de golpe sin más a partir de aquel 1983, y sin mediaciones cuando me uní al grupo de “extraños” que lideraba Cuervo. La música verdadera, la buena literatura, el humanismo en sí me ayudaron a recuperar lo perdido en mi búsqueda de significados. Rostros con nombre de gente apasionada, de convicciones, luchadores sociales, intelectuales, artistas, mujeres y hombres, gente buena… y mala, pero original, fue lo que en los innumerables textos que con la mejor música, los mejores vinos y el mejor café bebí del maestro y descubrí de aquellos días que se hicieron años en el Café Galería.
México y su vida nocturna; los intelectuales, celebridades, Nueva York, Picasso, Central Park, expresionismo, cubismo, Kafka, Chiapas, Eisenstein, Europa, dadá, el 68, su estudio, San Carlos, Mastroniani, Stanislavsky, Arte, Rulfo, comunismo, Proust, realismo, Gable, teatro, libertad, Otello, cine, Orozco, música, Frida, Bailes, Alma Reed, abstraccionismo, Dalí, Carmen, París, café, Dietrich, tabaco, Marx, Botero, Montparnasse, Grecia, socialismo, Diego, Mérida, Champs Elisés, Cuevas, Moore, Glenda, Gauguin, Cuba, Fidel, Nijinsky, Mediterráneo, comida, Mozart, Chagall, Venecia, Cedart, Juan y Vera, todo en abundancia entre muchos bocetos de seres y hechos trazados al paso con el humo de mil y una noches bañadas en tinto con los infinitos lienzos de la libertad, la irreverencia, la vida e imaginación de Cuervo, el Maestro. De la última escena a contraluz en un escenario partido por una Cruz Celta, lento bajó su telón Kabuki mientras al fondo el Réquiem, in crescendo…
“Yo había perdido la confianza en la gente.
Era pesimista ante algunos valores que parecen ya extintos.
Sin embargo, una manifestación de gratitud y amistad me llenó de júbilo.
Quiero destacar a los amigos que tuviste desde el primer síntoma, en el desgaste diario, amigos que compartieron contigo lo más escabroso del camino, lo más obscuro del túnel.
Para ti y para ellos, no un minuto de silencio, sino una vida de aplausos:
Jaime Velasco, Noé Guerra y su familia.
Con amigos como Ustedes ¡Hasta se antoja, hasta dan ganas de morirse!”
*Cuco López.
Gracias maestro, gracias por esta vida que me has enseñado a vivir y a compartir. A un lustro de tu ausencia, en paz descanses Miguel Ángel Cuervo Romero.
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