DOMINGO SIETE
La elección del domingo antepasado dejó varias enseñanzas, radicales, no solo a la llamada clase política que incluye a todos los actores políticos de uno y de otro partido y a la que dicho sea, el ciudadano volvió a reprobar con su abstención y el llamado voto nulo, esta vez más que nunca, para como nunca antes también, dar como resultado las elecciones más competidas de nuestra historia y de México entero en todos los cargos, lo que se traduce como el rechazo contundente de una sociedad que ya está harta de partidos y de los grupos que los integran y en gran medida de quienes los han venido representando, de las componendas internas, de sus acuerdos y decisiones a espaldas y en no pocos casos en contra de una mayoría que hasta el domingo siete asumió su responsabilidad para decir: ¡Basta!
Le gritó ¡Basta! A un PRD en liquidación que hoy, con su único cuadro decente y salvable, la bella Indira, que con sus actos y buenas intenciones ve ir su última oportunidad en Colima al haber fracasado en su intento por alcanzar una curul federal, circunstancia de la que ella es la menos culpable y que se da porque el PRD nunca asumió su rol de izquierda y no entendió su papel histórico. Un partido que para muchos pudo ser y que solo para unos cuantos fue, para sus cabezas tribales; un partido que hoy por hoy ya va en franco retiro junto con quienes por décadas lo regentearon y que improvisados y ambiciosos solo usaron sus siglas como botín. No más regidurías ni diputaciones de lástima, no más sotelos, ni vizcaínos ni ocasionales apéndices oportunistas. No más de un partido que desde su nacimiento se confrontó, cerró, excluyó y persiguió. No más a un partido que nació mordiéndose la cola y que como los alacranes se traga así mismo.
Como pecado capital el de la soberbia es irresistible, eso ya lo supo Locho, espero que lo entienda. Hará cuatro meses aquí mismo lo dije, si se lanzaba a la alcaldía sin ningún problema ganaba, lo que lo mantendría vivo para crecer, pero no, ambicioso, en el pecado se llevó la penitencia, optó por la grande y de ahí cometer los errores que con un extraordinario aunque desperdiciado capital político lo pusieron en una fugaz tercera posición: Se sale del PAN y se va a otro órgano de nueva creación sin militancia. Se adueña de la membrecía y decide todas sus “candidaturas ciudadanas”. Posiciones que ninguna sumaría y en varios casos lo contrario. Se promueve con un discurso de confrontación y de revancha. Megalómano, se manejó intolerante y mesiánico. Ahí el resultado. Una historia del ego que en Colima es común puesto que con otros actores se nos ha repetido.
En su lógica China el otrora candidato del PAN a la gubernatura no quiere entender que el voto fue diferenciado y que la mayoría no votó por él, que él no ganó, que perdió por medio millar de sufragios, que si bien la gente castigó al gobierno local y federal se cuidó de que él no ganara, seguramente viendo cómo nos iría de llegar él con sus excesos a la gubernatura. El PAN ganó bien y eso lo deben entender todos, principalmente sus ganadores, quienes, hay que decirlo, ya no tendrán otra oportunidad frente a una sociedad que exige cuentas y resultados.
Que ya está harta de que todos los políticos del partido que sean resulten iguales, de que no hay a cual irle entre transas, ineptos y corruptos, de que tendrán que permanecer atentos y dar resultados si pretenden permanecer, de otra manera que se sienten y esperen tres años, solo tres, para que desnudos se vean frente al espejo llorando por lo que pudo haber sido y no fue. Sus alcaldes y legisladores desde ahora deberán entender que antes que sus intereses, de ellos en mucho dependerá la gobernabilidad del Estado, una condición de privilegio que solo se construye en paz de manera razonada con diálogos y acuerdos a favor de Colima.
El PRI, lo que quedó de él en esta elección después del tren ciudadano que le pasó por encima y que apenas sobrevive con un poder ejecutivo que en los siguientes tres años se sostendrá con pinzas, merced la gobernabilidad que se precisa, de inmediato deberá entrar a un ejercicio de análisis y autocrítica y hacerlo como no lo ha hecho, como se ha negado a hacerlo. Los motivos de la evidente derrota ahí están a los viejos se sumaron los recientes, cada quien sabe cuales fueron y hay nombres contra los que la gente votó así para prácticamente borrarlo del mapa estatal. El PRI, desde ya, deberá ser enérgico consigo mismo, despiadado al interior y tomar las necesarias decisiones, si es que desea sobrevivir, ya no se valdrá lo que hasta hoy lo mantenía, ya no, el escenario es otro y es absolutamente real. Colima ya lo dejó muy claro: ¡Basta!
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A partir del Lunes 11 de Abril de 2011
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