CULTURALIA

NOE GUERRA PIMENTEL | Opinión | 05/06/2015

UN VIAJE DESDE LA NOSTALGIA (II-III)

Como lo apunté la semana antepasada, los zapotlanenses llevaban décadas soñando con el enlace vía ferrocarril, lo que se vio concretado a finales de 1900 cuando los planos fueron aprobados y se iniciaron las obras. La estación se construyó al poniente de la mancha urbana, en la llamada “Cruz blanca”, terrenos cedidos a la compañía para patios, bodegas y la estación en sí. Según se apunta, el tren llegó a Zapotlán en julio de 1901, día en la que gente de la región recibió con júbilo a la primera locomotora. Imaginemos. Se cuenta que como nunca limpiaron y regaron las calles, las fachadas fueron adornadas con papel picado, el pueblo se vistió de fiesta; cohetes, bandas de viento, campanas echadas a vuelo, mientras que las carretas adornadas con papel multicolor, se formaban en el patio de la estación para trasladar a los visitantes.

De la estación Sayula, la recuerdo construida de adobe, ladrillo y lámina de zinc, el primer material para mi desconocido en Armería, esta edificación que no sé si aún esté de pie, fue establecida al oriente del poblado, mentalmente la reconstruyo por su semejanza con las anteriores. Luego seguía otra Estación, ésta con un nombre peculiar y para la mente de un niño, muy especial, Catarina, una Estación que surgía entre polvo y neblina al centro un pueblo brumoso, como fantasma, enclavado en la entonces laguna seca de Sayula. Tiempo de tolvaneras. Ahí, como tras una cortina se veía a lo lejos, desolado el pueblito con su pequeña Estación, una de las más modestas de la ruta y también de las más bonitas, aunque ya para ese entonces como abandonada con su sala de espera, taquilla de boletos, oficina del telegrafista y una bodeguita. Eran los años setentas.

En Tuxpan, hicimos parada en otra Estación, de ésta recuerdo su olor a humo de leña que enchilaba los ojos y complicaba respirar. Tuxpan era un pueblo indígena, de ese lugar se habla de que sus ancestros eran naturales de acá, de la actual ciudad de Colima y que al arribo español emigraron hasta allá, allende barrancas para alejarse de los aventureros que ya habían sometido a los otros nativos que habían ofrecido resistencia en la costa años atrás. El actual Tuxpan se encuentra en Jalisco y por décadas fue punto de referencia. En los inicios del ferrocarril en esta región se decía: ruta de Guadalajara “vía Tuxpan”, la misma que llegaría a Colima para entroncarse con Manzanillo en 1908. Esta edificación se diferencia de otras por sus muros de sillería en cantera gris, complementada con madera y cubierta con lámina de zinc.

Lo que es la edad; de este sitio si algo recuerdo, aparte del olor, los muros, la oficina del telégrafo, la estructura armada, las columnas; son sus tacos, un verdadero aporte a la gastronomía regional, aquellos eran los ya famosos “tacos de la estación”, fama ganada por el sazón y presencia de medio centenar de vendedoras que arrimadas a las ventanillas ofrecían ese delicioso bocadillo que humeante, aromático salía de sus canastas de carrizo, un verdadero manjar que ha emigrado y evolucionado, para seguirlo consumiendo, mejor conocido como el “taco tuxpeño”, y que en los años ochenta trajeran don Rafael Brambila (a) “Don Rafa” –qpd- y su compañera, doña Martha García. Hasta ahí Jalisco, para entre lomas, pinos, milperas, barrancas y cañaverales entrar a Colima por la modesta Estación Alzada, un sitio que nación como un provisional Paradero en donde existía un campamento de mineros, lo que al paso del tiempo se modificó, dado que tenía que hacer un alto de mayor tiempo para abastecerse luego del difícil del último tramo, y subir y bajar personal de la mina y gente de los pueblos cercanos como San Jerónimo, Los Alcaraces y Tonila, lo que constituyó otra referencia para la población de alrededores, la que con el tiempo fue juntándose en torno a este sitio hasta que el campamento de mineros y luego de ferrocarrileros se convirtió en un pequeño pueblo que terminó por construir su propia estación. Continuará…