¿RAZA MEXICANA?
Estoy leyendo un librito “Los mitos que nos dieron traumas” del prestigiado historiador Juan Miguel Zunzunegui y francamente coincido con él en varios aspectos que comenta en su texto, por ejemplo respecto a la “mexicanidad” nos hace ver que “Vasconcelos se aventó al afirmar que los mexicanos somos la raza cósmica, una especie de raza suprema, no derivado de la pureza racial, como Hitler, sino precisamente por todo lo contrario, por la inmensa mezcla”. Y que hoy sabemos, gracias a la ciencia, que Vasconcelos, quien independientemente de racista era muy ilustrado, tenía razón en una cosa, y es que la mezcla genética ayuda a la evolución, y que de hecho Hitler era el equivocado, ya que la pureza racial termina en degeneración. Pero Vasconcelos, por cierto, seguidor del nazismo, sólo cambiaba una raza por otra, la raza suprema éramos nosotros”.
En opinión del Autor, y suscribo su tesis, “Es absurdo pretender hablar de una raza mexicana, aunque hay quienes a sabiendas de lo mestizo del mexicano, buscan orígenes más indígenas o su ascendencia criolla, también existe la idea de que algo, entre más indígena, es más mexicano. La realidad es que entre más indígena simplemente es más indígena y entre más hispano sólo es más hispano. Si se quiere buscar algo que pueda ser “lo más mexicano”, más bien hay que pensar en lo más mezclado. Entre más mestizo, más mexicano”. Lo que razona recordándonos que “México es un país con un pueblo multicolor, y hay que entender que el verdadero mestizaje de nuestro país es cultural. Si pudiéramos hacer un genoma cultural, el resultado no sería distinto al del genoma biológico, ya que probablemente no hay una sola tradición en nuestro México que no sea mestiza, que no sea proveniente del virreinato; ese periodo en que lo amerindio y lo hispano se fundieron en lo que somos”.
Y abunda diciéndonos que “Muchos lo dudan, pero pensemos por ejemplo en algo tan mexicano como el tequila; lo obtenemos de una planta tan mesoamericana como el agave, pero a través de un proceso tan europeo como la destilación; nuestro tan mexicano mariachi canta en el idioma del llamado conquistador y con instrumentos llegados de Europa. Festejamos el día de muertos, lleno de elementos prehispánicos como el cempasúchil, pero en el día católico, y por tanto europeo, de Todos los Santos, además de que en esa fiesta comemos pan, que no existiría aquí sin el español, y en el altar hay papel picado que viene de China, país que no comerció con los purépechas o los aztecas, sino con los españoles, a través del Galeón de Manila o Nao de China, que atracaba en Acapulco”. Recordándonos también que “Las fiestas populares, tan folclóricas y gustadas en México, son en honor de santos patronos, y ésos, al ser católicos, son herencia hispana, aunque se asimilaron con los dioses de Mesoamérica, y cuando en las fiestas bebemos chocolate, tan tradicional, sacado del cacao tan americano, y llamada Xocolatl por los nahuas, lo mezclamos con leche, proveniente de vacas que trajeron del viejo mundo, los llamados conquistadores; consumimos pues, una bebida mestiza” ¡Provecho!
Para luego dar ejemplos directos sobre esta confusión hablándonos de uno de los más conocidos platillos mexicanos, “de la comida más mexicana de todas, que es también el mayor símbolo del mestizaje gastronómico: el mexicanísimo taco, alimento que no consumían los aztecas, no como hoy. Tras el triunfo de Cortés sobre Cuauhtémoc, los españoles cocinaron unos cerdos para festejar, y a falta de pan, decidieron probar lo que llamaban: pan de los naturales, refiriéndose a la tortilla, y así, las carnitas traídas por los hispanos cayeron dentro de la tortilla tan indígena, y el llamado conquistador se comió el primer taco; lo relata Bernal Díaz del Castillo, y desde luego, por eso se dice que: a falta de pan, tortillas.”
Cerrando este capítulo con una verdad histórica irrefutable “A lo largo de 300 años se mezclaron costumbres, alimentos, bebidas y personas. Se produjo poco a poco nuestra forma de ser y de pensar, nuestro carácter, comida y bebida, baile y música, vestido e idioma. Trescientos años duró la gestación de México; y en ese periodo surgió una clase económica, étnica y social que generó la independencia: el criollo. Cuando maduró esa clase, fruto del virreinato, fue cuando México nació. En el siglo XIX, eso fue la independencia, los hispanos de aquí liberándose de los hispanos de allá. Esa es nuestra independencia y el nacimiento de México, surgido no del señorío Mejica y sus dominios, sino de la Nueva España. El día que lo entendamos y lo enseñemos, podremos superar muchos complejos; el día que el comer un taco y empinar un tequila veamos cómo ingerimos a Mesoamérica y España, nos comprenderemos mejor y seremos más libres”.
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