LA MORDAZA MEDIÁTICA EN COLIMA
Algunos hechos, aparentemente aislados, me hacen suponer que de llegar Nacho Peralta a la gubernatura la libertad de expresión sufrirá un lamentable y duro revés. Hace poco el periodista Javier Montes Camarena dejó Café con Grillos, de Ángel Guardián, porque vio claros indicios de la parcialidad de este medio informativo (hoy también metido a empresa encuestadora) hacia el candidato tricolor. Yo mismo tuve que abandonar Afmedios, espacio donde publiqué por más de un lustro, porque simplemente no me publicaban ningún Paracaídas que fuera crítico del entonces precandidato Peralta Sánchez. Lo que ha venido a convertirse en la cereza del pastel ha sido la carta que hace unos días le escribió Salvador Silva Padilla al director del periódico Diario de Colima, Héctor Sánchez de la Madrid. Para resumirla en dos palabras, en ella Salvador Silva Padilla, persona a la que realmente aprecio, no hace sino subordinarse al director del rotativo de marras, degradando con ello una labor digna que ha hecho por años dentro del ámbito de la comunicación social estatal. Sin darse cuenta, o dándosela pero pretendiendo que los lectores de su carta no nos diéramos cuenta, Silva Padilla disfraza de tolerancia y conciliación lo que en realidad es sumisión. El asunto tomaría un matiz distinto si Silva Padilla no fuera, ahora, el coordinador de comunicación social de la campaña de Nacho Peralta y, mañana, pueda convertirse en el canal a través del cual el gobierno del Estado se comunicará con la sociedad, un canal que debe estar libre de todo intervencionismo que no represente los intereses exclusivos de la sociedad. La penosa misiva de Silva Padilla, quien ha venido haciendo una loable labor editorial en pro de nuestra literatura local, no hace sino confirmarnos, nada más, que la coordinación de Comunicación Social del posible gobierno de Nacho Peralta, donde él podría ser su coordinador, tendrá sus oficinas en Diario de Colima y estará bajo las órdenes de Héctor Sánchez de la Madrid, director del periódico más corrupto de Colima y quien, ahora mismo, ha puesto su pasquín al servicio del candidato priista Nacho Peralta y no, como debe ser, al servicio de un periodismo plural e imparcial. Salvador Silva Padilla, pues, ha cometido el error de su vida, sobre todo porque también nos hace dudar del papel que desempeñó cuando tuvo similares cargos en nuestra máxima casa de estudios (donde también fue formador de periodistas) y después en el gobierno de Silverio Cavazos. Por si queda alguna duda, el sabio adagio, en este caso, es lapidario: excusa no pedida, acusación manifiesta. Lamento profundamente que el futuro de la libertad de expresión en Colima esté preparando sus propios funerales. Ojalá me equivoque. Si no, desde medios colimenses (si queda alguno) o desde los nacionales de costumbre, lo estaremos, como siempre, denunciando.
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A partir del Lunes 11 de Abril de 2011
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