LECTURA O DESPENSA
Desde que nos casamos, hace ya casi veinte años, mi mujer se hizo cargo de las finanzas de la casa. Fue un acuerdo al que llegamos luego de aceptar yo que a mí eso no se me daba, y que en un día me podía gastar todo lo que trajera en la bolsa. En una cláusula del acuerdo, eso sí, acordamos que me daría quincenalmente una pequeña cantidad para mis libros. Quiero decir para comprar libros, que es en lo único que podríamos decir gasto algo de dinero, cuando traigo. Así lo acordamos y así se respetaría desde entonces. El problema surgió en los últimos años en que el vicio por comprar libros se me incrementó considerablemente, sin saber muy bien las razones pues yo cada vez creo que uno debe más bien leer poco y a pocos autores, aunque diariamente. Porque comprar muchos libros no quiere decir que los vas a leer todos. Comprar muchos libros es, simplemente, un proyecto de vida. Este fue el argumento que le di hace un rato a mi mujer al reprenderme por haberme gastado el dinero de la despensa. Pero no me creyó nada.
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