LECTURAS

NOE GUERRA PIMENTEL | Opinión | 26/10/2014

EL BENEFICIO DE LA DUDA

Pues este sábado ante miles de priistas, entre los que obviamente se encontraban los diez señalados aspirantes, por primera ocasión vino a Colima su actual dirigente nacional quien con un precario discurso dijo lo que la mayoría quería oír, ante un auditorio, en su mayoría poco analítico, cuando sentenció lo que hará un lustro, en otro recinto (el Casino de la Feria), externó en su condición de dirigente la tlaxcalteca y actual embajadora en Brasil, Beatriz Paredes: “La política, la más noble de las actividades que podemos desarrollar, está asociada con el bienestar de los demás…”, a lo que el Dr. Cesar Camacho Quiroz, exgobernador interino de México (1995-1999), agregó “Por eso en Colima* (*en cada lugar dice el respectivo) cuando advertimos que ganaremos no es vanagloria, ni orgullo personal, porque si gana el PRI gana Colima*”.

Otra frase que rescatan la mayoría de medios fue la muy gastada (hay testimonios desde los años 60s): “El mandatario no manda, el mandatario obedece y más le vale al PRI obedecer lo que la gente quiere”. Para luego retomar, al modo echeverrista “El priismo tiene un brillante presente, pero busca tener un esperanzador futuro”. Es decir, un discurso descontextualizado ante una sociedad por lo menos más exigente en la que partidos políticos, gobiernos y los poderes fácticos que la dominan se debaten en una profunda crisis de credibilidad, no hay propuesta, no hay evidencia de pretender el cambio real ¡Vaya! Ni siquiera el posicionamiento político, no frente a los congregados en el auditorio de la “Morelos”, respecto al mayor problema de los mexicanos, el de la inseguridad.

Ya frente a la prensa Cesar Camacho (Quien por cierto, la mayoría de sus cargos han sido por designación), el dirigente tricolor puesto ahí por Peña Nieto, respondió con otra frase para el hielo “El priismo colimense será quien decida quién será su candidato o candidata, y será la ciudadanía colimense la que tome la última decisión, porque le tenemos un profundo respeto a los ciudadanos y queremos acertar, porque los sentidos los tendremos muy abiertos no solo para cumplir con requisitos estatutarios, sino con el conocimiento de una comunidad activa demandante que quiere que una mujer o un hombre con un profundo sentido del patriotismo (?), pero un enorme arraigo en Colima tenga la oportunidad de coordinar los esfuerzos desde el gobierno”.

En ese contexto Camacho, enmendó la plana local aclarando “Al no haber convocatoria, no hay precandidatos ni aspirantes y que la categoría de aspirante también está prevista en estatutos y que lo que hay son personas respetables que han mostrado su interés por participar o de cuyas personas han dado cuenta los medios de comunicación” (?). Aseverando que “el candidato o candidata a la gubernatura no irá solo, tenemos que hacer un gran equipo, una especie de gran planilla priista y de sus aliados para tener buenas y buenos candidatos a las diputaciones locales, federales y Ayuntamientos, que es el gobierno doméstico” (sic), para cerrar advirtiendo “Quienes aspiran a una candidatura del PRI tendrán que granjearse dicho cargo a través de su trabajo”, digo, al final eso a quién le importa, igual que el arraigo ¿De cuándo acá han valido las militancias y los méritos partidistas? Como siempre, una vez enunciado quien resulte, las fuerzas partidistas se volcarán a su favor.

No obstante las afirmaciones del dirigente priista, con toda pena pero insostenibles por sí ante una historia partidista que las nulifica, decisiones y hechos de estado que las contradicen y una realidad imperante que las borra, seguro estoy que el PRI en Colima mantendrá la gubernatura (casi con quien pongan y más si es alguien de las tres figuras que destacan), y la mayoría de los espacios en disputa electoral para el 7 de junio, lo que se dará por sí gracias a dos factores irrebatibles, la nula propuesta partidista de la oposición como opción seria, firme y real de gobierno y, por supuesto, por la indiscutible fidelidad de su militancia, pero sí, no por las promesas ni las afirmaciones del dirigente en turno, para el caso éste, que completó el periodo de Chuayffet y le dejó el cargo en el Gobierno mexiquense a la innombrable vergüenza pública que es Arturo Montiel. Sin embargo creo que nada se pierde con dejar sobre la mesa el beneficio de la duda.