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CULTURALIA

NOE GUERRA PIMENTEL | Opinión | 24/10/2014

EL CHAMIZAL, UNA HISTORIA INCONVENIENTE

Este 28 de octubre de 2014 estaremos recordando que hace 150 años el entonces territorio del Segundo Imperio mexicano encabezado por Maximiliano de Habsburgo perdió parte del territorio de su acortado dominio a causa, esta ocasión, de una crecida del Río Bravo, hecho diplomático que a su vez nos ilustra sobre el trato desigual que de suyo prevalece entre dos naciones, una poderosa y la otra débil. De todos es conocido cómo el Gobierno de Washington, cuando una situación va contra sus intereses, presiona de formas muy poco ortodoxas para que el país que ha “incumplido” según sus intereses y voluntad corrija.

Para el caso de El Chamizal, una reclamación claramente justa de parte del Gobierno Mexicano, fueron necesarios 103 años para que el Gobierno Estadounidense accediera a aceptarlo. Después de la invasión militar Estadounidense de 1846-48, el Río Bravo marcó uno de los varios límites que definieron la frontera entre ambos países. En 1864, los anormales deshielos de las Rocallosas y el temporal ocasionaron que el Río Bravo aumentara su nivel.

Semanas más tarde, al bajar las aguas a su nivel, los entonces pocos vecinos de Paso del Norte, actual Ciudad Juárez, se dieron cuenta que el Río había cambiado su cauce más al sur, esto es, la frontera natural se había desplazado, dejando el ya de por si disminuido territorio de México más acotado, de esa manera, también natural, 240 hectáreas del original territorio de Chihuahua habían pasado al texano. Al conocerse la situación, las autoridades del entonces Paso del Norte reportaron el incidente al Gobierno del Estado en Chihuahua, y las autoridades de éste al Emperador Maximiliano (1864-67) en la Ciudad de México.

El Embajador imperial de México en Washington presentó una nota reclamando la corrección de la línea divisoria a la cual el Gobierno Estadounidense respondió que el Río Bravo era el que marcaba la línea divisoria sin comentario adicional alguno ni mayor apertura para comentar el caso. Reiteradamente, sin faltar uno solo, los Gobiernos Mexicanos posteriores al de Maximiliano, incluido Juárez, Díaz, Madero, Huerta, Carranza, Obregón, Rodríguez, Portes Gil, Calles, Cárdenas, Avila Camacho, Alemán Valdéz, Ruiz Cortines, López Mateos y hasta Gustavo Díaz Ordaz, por diversos medios diplomáticos solicitaron al país del norte la rectificación y reconocimiento al caso, sin tener mayor respuesta, nada, durante más de un siglo.

Es de recordar que en 1909 se encontraron por primera vez en la historia de ambos países sus Presidentes, reunión que fue celebrada en Ciudad Juárez en 1909. Por México Porfirio Díaz y por Estados Unidos William Taft. El tema fue obviamente parte de las conversaciones entre ambos Mandatarios, pero el desdén del gobierno vecino hizo de nuevo su aparición y no se presentó ningún avance. En 1911 una comisión internacional dio su veredicto a favor de México, sin embargo el Gobierno Estadounidense aún tardó 51 años en reconocer dicho fallo.

En 1964 el Presidente López Mateos fue notificado de que los EU aceptaban la devolución de 177 hectáreas, a pesar de que la reclamación era por 240 (63 hectáreas menos). Para evitar otro siglo de espera, el Gobierno Mexicano accedió, por lo que de inmediato se iniciaron los trabajos de reencauzamiento del Río Bravo. Las obras se terminaron a fines de 1965. Así en un acto protocolario realizado el 28 de Octubre de 1967 Gustavo Díaz Ordaz inauguró las obras, restituyéndose esa pequeñísima e incompleta porción del territorio nacional a su jurisdicción original, el estado de Chihuahua.

Como mera especulación, pero fundado en hechos históricos, cabría preguntarnos qué hubiera pasado si la situación hubiera sido al contrario y que el cauce del Río Bravo se hubiera desplazado hacia el norte, dejando así apenas definido territorio de Texas en el de la añeja Chihuahua. Conociendo los antecedentes que han caracterizado a esta vecindad, seguramente los estadounidenses con una actitud similar a la que ellos mostraron, de inmediato habrían enviado tropas e invadido nuevamente a México, como sin motivos reales ya lo hicieron en 1847 y en 1914, y, aprovechando la situación, se hubieran anexado terrenos “adicionales” confiscándoselos al afectado ¿O no?

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