CONCIERTO POLÍTICO

BIBIANO MORENO MONTES DE OCA | Opinión | 02/09/2014

EL HOMBRE QUE NUNCA ESTUVO. Se podrá decir todo lo habido y por haber en contra de Jorge Luis Güicho Domínguez Preciado Rodríguez, pastor de la borregada del PAN en el Senado de la República, pero sólo una cosa hay de cierta: nunca tuvo alguna posibilidad de ser candidato de su partido a gobernador del estado; mucho menos, ser titular del Ejecutivo local.

Durante algún tiempo hubo el insistente rumor, retomado por la columna oficial del Ecos de la Costa y de alguno de sus directivos, que sería la primer concertacesión del régimen de Peña Nieto con la dirigencia nacional blanquiazul, que en ese tiempo aún mantenía a flote el llamado Pacto por México: Güicho Domínguez Preciado sería el beneficiario en el 2015.

En términos generales, la concertacesión del Pacto por México consistiría en reconocer el triunfo del senador panista como nuevo gobernador de Colima, en pago a sus servicios prestados a la patria (ajá). Para el efecto, por el tricolor se escogería al abanderado más débil de todos, a fin de poder facilitar que por primera vez en la historia local los colimenses fueran gobernador por alguien no salido de las filas del PRI.

Por supuesto, el candidato ideal para la concertacesión era Güicho Domínguez Preciado, que, en su calidad de pastor de los senadores del PAN en la llamada Cámara Alta, había trabajado hombro con hombro con Peña Nieto para sacar adelante las reformas estructurales y sus leyes secundarias. Así, Jorge Luis no sólo era el indicado, sino el obligado para convertirlo en gobernador de Colima. La idea, pues, le fascinó hasta al desaparecido Humberto Silva Ochoa, que le dio todo el vuelo posible en las páginas de su periódico.

Sin embargo, no se tomaron en cuenta varios factores. El caso de Colima se quiso ver como el de Baja California, sin considerar el contexto entre una y otra entidad. Así, en el estado norteño se había lanzado como candidato a gobernador a un priísta con un negro historial –sin contar que allá el PRI es oposición— que a la larga le perjudicó en sus aspiraciones, a pesar de ir con el padrinazgo de Manlio Fabio Don Capulina Beltrones.

En Colima el PRI no es oposición y sí cuenta con un precandidato que está bien posicionado, frente al que Güicho Domíguez Preciado no tendría nada por hacer. ¿Sería sensato lanzar al senador? NI aunque enfrentara al más débil de los priístas, pues el capital de Jorge Luis es nulo: jamás ha ganado una elección en todo lo que lleva de vivir –y muy bien— de la política.

Claro, el capital económico de Jorge Luis sí es cuantioso: da para construir sus excéntricas fincas que se destinarán para hoteles de lujo. Pero es justo eso lo que echó por los suelos la frágil tesis de que sería el idóneo para la concertacesión del PRI de Peña Nieto con el PAN. Hoy en día ya nadie daría ni medio centavo por la candidatura del senador pluri a gobernador del estado.

La carta viable que le queda al PAN, pues, es el cachetón Virgilio Mendoza Amezcua, presidente municipal de Manzanillo. Como sea, el mañoso alcalde porteño había dicho –en corto— que no iría por la gubernatura si por el PRI se lanzaba al yuppie José Ignacio Nachito Peralta Sánchez, lo que pone en evidencia que a esos tipos los hermanan los negocios.

No obstante, hay una nueva oportunidad que difícilmente podría rechazar el cachetón Virgilio Mendoza, al haberle quedado libre el camino hacia la candidatura blanquiazul, tras el estrepitoso tropiezo de Güicho Domínguez Preciado. Así, con aportaciones económicas llegadas de donde sea, el mañoso alcalde porteño podrá parafrasearse a sí mismo en Reporte índigo, pero ahora como abanderado panucho a gobernador: “¡Chingue a su madre, mientras sea negocio!”

El senador Jorge Luis, si alguna vez tuvo una oportunidad, ahora sí que nunca estuvo. Así se escribió el epitafio de la supuesta concertacesión del PRI de Peña Nieto con el PAN.