EL PALACIO DE GOBIERNO
Para mí agrado, como creo también de muchos otros colimenses nativos y avecindados, fue motivo de gusto el ver desde este miércoles, en mi caso, a una cuadrilla de trabajadores aplicados en el inicio de los trabajos de remodelación de este sitio, el Palacio de Gobierno, inmueble por demás emblemático de todos nosotros los que vivimos y amamos esta tierra y que lamentábamos y nos apenaba ver como desde hace tres sexenios gubernamentales del casi abandono dicho edificio venía quedando en el paulatino olvido oficial y por tanto en el inexplicable descuido. Actitud que aparte del desinterés evidenciaba otras carencias que vienen desde la falta de respeto hasta la ignorancia al no darle su lugar a este edificio que tanto ha tenido que ver con el devenir histórico de Colima.
Veamos, con notas entre paréntesis míos, en La ciudad de las palmas Ricardo Guzmán Nava (Universidad de Colima. Colima, Col., diciembre de 1996) asienta que: “Este bello edificio fue una excelente obra ejecutada con gran visión por el gobierno del general Doroteo López, comandante militar y gobernador de Colima de 1877 a 1880. La fachada del edificio es de estilo neoclásico y está construida de acuerdo con la tendencia ecléctica predominante en el siglo XIX, que consistía en tomar lo mejor de los estilos arquitectónicos tradicionales, agregándole otros elementos “muy colimotes”, pertenecientes al estilo personal de su constructor, que lo fue el notable alarife colimense Lucio Uribe.
Cuando los planes encomendados al ingeniero Longinos Banda y al maestro Uribe fueron aprobados por el gobernador, éste ordenó que fueran demolidas totalmente las antiquísimas construcciones que habían servido como casas reales y consistoriales primero, y ubicación del H. Ayuntamiento (1814) y de los poderes del gobierno de la entidad (Estado de la Federación desde 1857). Además, se demolió el lóbrego edificio que había funcionado como presidio durante siglos (300 años) en la época colonial (Virreinal). La primera piedra la puso el general López el 14 de marzo de 1877 en una emotiva ceremonia, destinando su sueldo de gobernador, (así como) el de los diputados y del secretario general de gobierno al proyecto”.
Y el mismo Guzmán Nava afirma que: “No tocó a López ver culminada su obra, el honor fue de Enrique O. de la Madrid el 22 de diciembre de 1904, en que se coloco la última piedra, aun cuando el edificio ya se venía utilizando desde fines del siglo anterior. Tampoco Lucio Uribe tuvo esta satisfacción, ya que en 1893 ya estaba fuera de Colima, por lo que tampoco asistió a la consagración de la catedral (otra de sus obras arquitectónicas) en 1894. El (edificio de) palacio de Gobierno (está orientado como su antecesor de oriente a poniente siguiendo el curso del Sol) consta de dos plantas rectangulares con medidas de 60 x 47 metros, formadas por dos cuerpos que se desarrollan alrededor de un patio principal y otro secundario, rodeado de pilastras y corredores.
Dos escalinatas unen los cuerpos de la segunda planta; una principal, a la derecha inmediata al pasillo de entrada (poniente) y otra secundaria (oriente) en la parte posterior. La portada del edificio consta de tres cuerpos: en el primero está el portón de ingreso entre un par de columnas adornadas a lo dórico; en el segundo el balcón principal, flanqueando por contrafuertes con capiteles también dóricos y en la parte superior un frontón segmentado donde pende la réplica de (del esquilón) la campana de Dolores; y en el tercero la torre del reloj en la que remata un frontón similar al anterior. El resto de la fachada muestra una serie de pilastras pareadas con capiteles dóricos, puertas elevadas y arcos de medio punto. En todo el segundo nivel continúan las mismas columnas pero con capiteles jónicos, mientras que los vacíos Intermedios lucen altos ventanales y en balcones de hierro forjado, con dinteles de cantera y esbeltos aleros. Cierran el conjunto la arquitrabe, el friso y la cornisa, sobre la que remata una balaustrada con ojivas”.
En la víspera de sus 110 años de funcionamiento, este emblemático edificio de todos los colimenses está siendo restaurado. Esperemos que dicha intervención sea integral y completa, como aquella que tuvo luego de los terremotos de 1932 y 1941, cuando dejó de operar por casi un lustro y en las condiciones en las que los lo dejaron los integrantes del Supremo Tribunal de Justicia, el poder Judicial y los del Poder legislativo en 1984, cuando en definitiva cedieron esa sede al Ejecutivo, trasladándose entonces a sus instalaciones de Calzada Pedro A. Galván norte.
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