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SIN MÁS…

PEDRO PUENTE PÉREZ | Opinión | 11/05/2014

Muchos hemos escuchado hablar del famoso padre Elías De la Mora, conocido popularmente con el apodo de “La Sotana Voladora” debido a la velocidad con que manejaba su camioneta por las calles de la ciudad.

También hemos oído en las historias que el padre De la Mora siempre sacaba ganancia debido a su gusto por el comercio y la habilidad que tenía para convencer a la gente.

Pero no siempre tuvo éxito en sus tratos e incluso hubo quien sacara ganancias “a sus costillas”, tal como me lo contó mi padre el pasado viernes cuando me puse a platicar con él.

Este relato es de alrededor de los años cincuentas, cuando el cura Elías de la Mora estaba reconstruyendo la iglesia de la Sangre de Cristo, localizada en la zona centro de Colima.

Me relata mi padre que en esa época lo que ahora es la colonia Francisco Villa III era una mina de arena propiedad del señor Antonio Novela y en ella trabajaba el mozo al que nombraban “Chalón”, quien por la tarde trataba de completar la “tarea” de juntar cierto volumen de arena para poder irse a su casa a descansar.

En eso estaba Chalón cuando se escucha el ruido de una camioneta que se acercaba velozmente y que era manejada por el cura Elías de la Mora, conocido como La Sotana Voladora, quien solo llegó y le dijo “hijo me hace falta arena” y entre él y su mozo comenzaron a llenar la camioneta para después despedirse.

“Chalón” intrigado volvió a comenzar su tarea, la llevaba algo aventajada cuando otra vez escucha el ruido de la camioneta y de nuevo El cura De la Mora llega y le dice:

-Hijito me hizo falta más arena, me voy a llevar otro puñito.

-Pero Padre ya es tarde y no he podido ajustar la tarea- respondió “Chalón”

-Ándale ándale que Dios te ayuda- fue la respuesta del sacerdote quien de nuevo llenó la camioneta.

Cuando terminó le dijo:

-Oye hijo allá que hay- apuntando hacia el sur, que era una zona de montagal a lo que “Chalón” responde -hay pepinos y sandías- (sabiendo que en realidad había pura zacatera).

Al escuchar esto el cura De la Mora, interesado por querer llevarse algo de fruta para comer, dejó la camioneta llena de arena y le dijo la mozo “vamos a dar una vuelta para allá”.

En lo que fueron “Chalón saca el gato ´(para cambiar llantas) de la camioneta y lo esconde.

Cuando llega de nuevo el padre le dice:

-hijito no hay nada-

-¿No padre? yo no he ido pero me han dicho-

-Bueno hijito ahí nos vimos- se despidió el sacerdote y se fue con su camioneta llena de arena y dejando a “Chalón” trabajando para completar “la tarea”, pero con la ganancia del gato.

Cuando Salió del trabajo se fue caminando cargando el gato y se encontró a un amigo a quien se lo vendió.

Mi padre dice que el propio “Chalón le platicó: “Me vine y lo vendí, me dieron 78 pesos, en la calle encontré a un chofer amigo. Me fue re bien”.

“Chalón” le dijo en la plática “vale ya cansado y va llegando el padre muy contento “hijito me hace falta arena” entonces dije vas a ver, que saco mi gato. yo no hice pecado”.

Mi padre cuando escuchó esto le dijo -Estas condenado-

A lo que “Chalón” le respondió –“no, Dios bien sabe, el padre pensó joderme pues que me lo jodo yo a él. Yo ganaba 10 pesos al día, di el gato en 78 pesos, yo le gané al negocio”.

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