Coahuayana, Mich. El gozo se fue al pozo para habitantes de las localidades de Santa María Miramar y de El Saucito, los que estaban contentos porque después de muchos años de solicitarla, por fin los gobiernos federal, estatal y municipal decidieron pavimentar el camino que una a estas poblaciones con la comunidad de Achotán, empero, lo que nunca esperaron fue que la obra se realizara sin un estudio de impacto ambiental, y que ahora en aras de la ampliación de la futura carretera, los constructores han causado un daño irremediable a la selva coahuayanense, y afectado la zona de mantos freáticos que abastece a los nacimientos de agua de ésta zona famosa precisamente por sus fuentes brotantes de abundante líquido puro y cristalino que recién comenzaron a extinguirse por esta causa.
Lo anterior fue denunciado por el colectivo ambientalista “Guardianes del Cerro de La Ahuja”, quienes demandan una urgente intervención de la Profepa y de la Procuraduría Estatal del Medio Ambiente para detener, sancionar y remediar en lo posible el daño causado a la flora y fauna de la selva del municipio de Coahuayana, y al Río de El Saucito que está recibiendo grandes cantidades de tierra y árboles derribados como producto de los trabajos realizados.
El ecocidio está siendo cometido en la obra de colocación de asfalto en el camino Santa María Miramar – Achotán, y la demanda de atender la afectación a la selva coahuayanense es también para las dependencias federales, estatales y municipales responsables de la obra.
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A partir del Lunes 11 de Abril de 2011
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