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Llega a Colima Marcelino Hernández Rodríguez, nuevo Obispo de la diócesis

JOSÉ GILBERTO IBÁÑEZ ANGUIANO | Colima | 09/01/2014

*Necesario aumentar la fe en Dios; José Luis Amezcua, ejemplo de perseverancia asegura *Viene con deseos de aportar su experiencia y gustoso por emotiva bienvenida

Me llena de gusto venir a la Diócesis de Colima en donde aportaré todo de mí, para que aumente la fe en Dios, no moveré a sacerdotes de las parroquias, tan sólo que se requiera por alguna poderosa razón, es sin duda, una importante que tendré y darle continuidad al buen trabajo que hizo mi antecesor José Luis Amezcua Melgoza.

En esos términos se expresó monseñor Marcelino Hernández Rodríguez, al ser abordado por los medios de comunicación en el arco principal de la cabecera municipal de Cuauhtémoc en donde ya lo esperan presbíteros, un grupo de monjas y files, quienes lo acompañaron en su recorrido por las principal calles de la zona urbana hasta llegar al templo de San Rafael Arcángel en donde se reunió con sacerdotes de manera privada y después a las afueras, dio un mensaje de agradecimiento a los creyentes.

El nuevo obispo, señaló que no es muy lejano de la región colimense, ya que se creó en Guadalajara, Jalisco en donde vivió 50 años por lo que dijo que le da gusto acercarse nuevamente a la zona occidente del país donde se formó, tiene un hermano en la ciudad en mención.

Indico que para él es una nueva experiencia de su misterio episcopal, “vengo muy contento, con mucha emoción, con mucha esperanza y con demasiada alegría”.

Subrayó que en sus primeras actividades está en oficiar una misa en la Catedral-Basílica Menor que está encomendada a la Virgen de Guadalupe y que el patrono de Colima San Felipe de Jesús, “ya los puse en mis escudo y es ahora mi motivación, la vida de San Felipe de Jesús que es patrono de los jóvenes y la Virgen de Guadalupe que es la patrona de todo el continente americano”.

Preciso que la encomienda que tiene como obispo de la Diócesis de Colima podría ser la última en lo que le queda de vida, es muy importante, “para eso me ordené sacerdote y te van encargado algunos otros aspectos de la vida como la vida de los sacerdotes, como la pastoral juvenil de recién ordenado y ahora de obispo es mi tercera experiencia, primero en la Ciudad de México por un período de 10 años, recientemente estuve casi 6 años en Orizaba, Veracruz y ahora comenzar aquí en la Diócesis de Colima”.

Expuso que intenta ser abierto, pues si no se aprende no se crece, por lo que dijo que quiere seguir aprendiendo y seguir creciendo, por lo que aprenderá de su antecesor José Luis Amezcua Melgoza, el trabajo que hizo en donde entregó la gran parte de su vida.

Hizo un llamado a los fieles colimenses a que se pongan contentos pues en éste 2014 se está celebrando el año de la familia, recientemente acabó el año de la fe y “el que se enoja pierde, hay que dar la vida sin enojarnos, sin renegar, para que no truene un ministerio al igual que el matrimonio, si no se entrega la vida con amor, con cariño y con paciencia pues tiende a culminar”.

Aseveró que hay sacerdotes que se separan por que dar la vida del celibato renegando no vale igual que darla con gusto, “hacemos malas caras, no hay que tomar ese tipo de actitudes, el Papa Francisco es un ejemplo para nosotros, hay que aprender de él”.

Dejó en claro que dentro de sus actividades no está contemplada una reunión con el gobernador Mario Anguiano Moreno pero si se lo encuentra, está en la mejor disposición de reunirse con el titular del ejecutivo en la entidad.

Finalmente, monseñor Marcelino Hernández dijo que en Colima como en muchas partes de la república hay algunas dificultades, “aquí hay la pérdida de un ex gobernador, existe la fama de que los colimenses son muy trabajadores, los Monterrey, Guadalajara, entre otros tienen la fama de ser trabajadores y mucha gente acogedora, por lo que dijo que se esforzará para quererlos mucho”.

Fue en el templo de San Rafael Arcángel, en Cuauhtémoc, en donde dio su primer mensaje a los colimenses a quienes les agradeció ese calurosa bienvenida.

Señaló que hay distintos motivos para creer en Dios, “porque tengo que creer en él y porqué tengo que quererlo a él, la manera como nosotros queramos es muy importante, hay familias, hay parejas, hay esposos y otras personas que se están queriendo pero arrastrando la cobija, a veces hay sacerdotes que no sirven a Dios con alegría, hay que servir a Dios siempre con alegría”.

Agradeció a los sacerdotes y a los fieles.

Para terminar, monseñor Marcelino Hernández expresó que hay que darle la vida a Dios, pero no deben de perder la fe porque este 2014 es el año de La Familia y hay que motivarnos siempre para crecer en “nuestra fe, encontrarnos con Cristo que es el primer paso a seguir y luego crecer con nuestros hermanos que queremos”.

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