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NOE GUERRA PIMENTEL | Opinión | 08/12/2013

¿Y LOS SALDOS?

Como sabemos, en datos del INEGI, al 2010 el Estado de Colima contaba con apenas 650 mil 555 habitantes, cifra que observando el conservador crecimiento demográfico regional no ha crecido significativamente; conforme esto el Instituto electoral del Estado (IEE), cerró su padrón del periodo 2011-2012, es decir para el proceso del año pasado con un registro de 471 mil 895 ciudadanos con derecho a votar y ser votados, de entre quienes, por porcentaje, las mujeres fueron mayoría con el 51.07 %, mientras que los hombres éramos el 49.93% de votantes.

En orden alfabético, por municipio encontramos que hubiéramos podido votar dependiendo de nuestra residencia, en el municipio de Armería 21 mil 032; en el de Colima 114 mil 568; en Comala 15 mil 448; Coquimatlán 15 mil 020; Cuauhtémoc 21 mil 180; Ixtlahuacán 4 mil 841; Manzanillo 116 mil 327; Minatitlán 6 mil 384; Tecomán 76 mil 408; y el de Álvarez con 80 mil 687 ciudadanos inscritos en el listado nominal.

Sin embargo, la realidad sigue siendo la misma, el abstencionismo ratificó su permanencia en una sociedad apática y falta de compromiso como la nuestra, lo que se constata al haber ejercido nuestro derecho a votar poco más de la mitad, unos 281 mil 245 electores, sufragios con los que resultaron electos 16 diputados locales, a los que por ley se sumaron los 9 nueve plurinominales para completar los 25 que rindieron protesta el 1 de octubre y los ayuntamientos que se comprometieron a obedecer la Constitución el 15 del mismo mes del año pasado.

A esta fecha y conforme a la ley la mayoría de ayuntamientos ya han rendido sus respectivos informes en voz de su primer munícipe, el Presidente, mientras que los diputados, en grupo o en lo individual, también han hecho lo propio ante sus distritos, aclarando que éstos últimos lo han hecho sin que sea requisito legal, sino más bien en congruencia con los tiempos actuales de transparencia y oportuna rendición de cuentas, además de ser un buen motivo para mantener y en algunos casos fortalecer la presencia política en sus distritos y municipios.

Las deudas municipales heredadas y la falta de operatividad administrativa fue la constante en la entrega-recepción que tuvieron los munícipes entrantes, la mayoría con débitos estratosféricos que a unos y a otros los obligaron a tomar medidas, primeramente reajustando sus nóminas con las llamadas reingenierías y, segundo, en el mismo sentido optimizando gastos, negociando con proveedores y acotando gastos personales, entre otros, con tal de sacar los bueyes que les dejaron embarrancados sus irresponsables antecesores.

A todo esto solo tres alcaldes pueden cantar-informar victorias, el resto siguen para llorar urgiendo la benevolencia que les permita salir del bache financiero en el que desde hoy naufraga no solo la continuidad de sus administraciones, sino, lo que más les preocupa sus sueños futuristas y que van desde una diputación federal hasta una local o de perdis una chamba de buen nivel en alguna delegación federal o en el gobierno del estado, algo que les mantenga en el pandero y vivos políticamente para lo que venga, a sabiendas que en nuestro sistema político, ni los sepultados están muertos y algo puede llegar.

Realidad que debe preocupar y en serio a los que ya se ven como posibles aspirantes si se piensa un poco en las condiciones económicas imperantes, la falta de respuesta a la generalizada demanda social, aunado a las decenas y hasta cientos de trabajadores de confianza que han sido despedidos, sacados de las respectivas nóminas, limitado los prestamos de su dinero en pensiones o, en el mejor de los casos, castigados con la disminución de ingresos a los que además se les ha suprimido prestaciones como el aguinaldo; gente que obvio está molesta y sin alternativas, por lo que como lógica reacción solo esperan el momento para saldar esas deudas que sin duda serán las más costosas, aunque cabe señalar que si se quiere aún están a tiempo para corregir en la víspera del 2015, año electoral que ya está en la puerta.