SIN MÁS…

PEDRO PUENTE PÉREZ | Opinión | 17/11/2013

Era yo un niño, muy niño por cierto, pero a pesar de ello llegan a mi memoria recuerdos de cuando mis padres o mis hermanos o hermanas mayores me llevaban a la feria de Colima, cuando ésta se instalaba en lo que era la Unidad Zaragoza, en donde hoy está ubicado los edificios de los poderes Legislativo y Judicial, así como la Casa de la Cultura de Colima.

Por aquellos años la feria de Colima duraba solamente una semana o diez días a lo mucho ya que debido al número de habitantes que tenía Colima no era costeable para los comerciantes estar más tiempo.

Recuerdo el olor a perones, los gritos de los vendedores ofreciendo nueces o quesos de tejocotes, recuerdo cuando caminábamos en la exposición ganadera viendo los toros, vacas, becerros y becerras que llevaban durante la semana que duraba la feria.

Después la visita a los juegos mecánicos en donde la Rueda de la Fortuna nunca ha faltado, la entrada a la casa de los cristales, la casa de los espejos o la casa del terror eran obligatorias, también estaba el ratón loco, semejante a una montaña rusa pero en pequeño. En aquellos tiempos lo que llamaba la atención era la mujer que por no obedecerle a sus padres se convirtió en la mujer cocodrilo o en la mujer serpiente, un espectáculo de ilusión óptica que impresionaba a los colimenses.

Luego a visitar las terrazas, pero en el camino pasábamos por la carpa en donde se anunciaba a “Chupamirto”, ese espectáculo artístico que era solo para mayores de edad.

Ya en las terrazas recuerdo que la preferida por casi todos los asistentes era la terraza Corona, en donde se presentaban una serie de artistas como “Las Potranquitas del Norte” o los tan aplaudidos “Hermanos Gómez”, José Luis Gazcón y su Tropa Chicana y hasta Manuel de la Cruz, mejor conocido como “Pepito”.

Después la feria cambió de sede y se fue “hasta la Estancia”, población que estaba muy retirada de la ciudad de Colima y todos creyeron que la gente no iría pero no fuer así y desde hace muchos años se sigue desarrollando en el mismo lugar y ahora ya resulta insuficiente el espacio.