“Comprender cómo funciona la propaganda sobre nosotros nos ayuda, incluso, a ser más tolerantes y a entender realmente bien por qué otros piensan distinto que nosotros. Ese es el principio de la crítica, preguntarnos por qué nosotros pensamos como lo hacemos”, aseguró el investigador Miguel Vázquez Liñán, profesor titular de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla, durante la conferencia magistral Conflictos armados y propaganda, que impartió en la Facultad de Letras y Comunicación (FALCOM) de la Universidad de Colima.
Vázquez Liñán es Doctor en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid, es miembro del Grupo Interdisciplinario de Estudios en Comunicación, Política y Cambio Social (COMPOLITICAS), coordinador del Observatorio Eurasia y se ha especializado en los estudios de teoría e historia de la propaganda, enfocándose en el espacio geográfico de la antigua Unión Soviética.
Durante la conferencia, realizada en el auditorio Gregorio Macedo López, Miguel Vázquez Liñán explicó cómo las élites en el poder, que conforman una minoría privilegiada, utilizan la propaganda para mantener determinados imaginarios sociales, destruirlos o crear otros nuevos, para tener el control sobre las mayorías. En este sentido, la propaganda es un instrumento sumamente eficaz para justificar la guerra.
“En el siglo XXI, el objetivo fundamental de la propaganda de guerra, en lo general, radica en la necesidad imperiosa de justificar moral y jurídicamente la guerra. Así, cuando los líderes mundiales van al Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), no es que quieran pedir opinión, es que quieren justificar jurídicamente la guerra. Si la ONU dice sí, el conflicto es justificable jurídicamente. Si dice no, los líderes mundiales tendrán que utilizar muchas más maniobras propagandísticamente para justificarla”, señaló.
Además de la justificación jurídica, se busca la justificación moral de la guerra, para lo cual se construyen discursos que contienen palabras con una carga moral positiva, tales como democracia, progreso, paz, libertad, entre otros. “Ya lo dijo George Orwell en 1984, ‘la guerra es la paz’”, puntualizó.
Existen diversos tipos de propaganda, entre ellas, la propaganda de atrocidades, aquella que muestra niños mutilados y mujeres violadas, y se ha utilizado para justificar las intervenciones militares en los países que tienen conflictos internos, pues todo mundo quiere que se frenen esas atrocidades. Sin embargo, el investigador advirtió que siempre debemos cuestionar lo que está detrás de la propaganda y comprender cómo funciona sobre nosotros, para que no nos sigan vendiendo la guerra como algo positivo.
Al analizar el formato “guerra, propaganda y entretenimiento”, Vázquez Liñán dijo que la guerra se muestra como un espectáculo, pues si no se presenta de manera espectacular se pierde la atención del público. Así, la Guerra del Golfo de 1991 fue transmitida en vivo por la cadena de noticias de televisión CNN, lo que salvó a la empresa de Ted Turner de la quiebra y abrió la posibilidad de la guerra como negocio para las empresas mediáticas.
Interrogado por la moderadora de la conferencia, Verónica González Cárdenas, acerca de qué tendrían que preguntarse los periodistas en formación cuando están frente a temas como la guerra contra el narcotráfico, que mediáticamente fue llamada “guerra de Calderón contra el narcotráfico”, bajo las claves de propaganda mencionadas, el investigador aclaró que no conoce a profundidad el caso mexicano.
Explicó sin embargo, que el discurso de la seguridad es un discurso viejo, que se ha utilizado en otros lugares, con patrones muy parecidos, aunque también habría que preguntarse hasta que punto ese discurso tiene una base real. “Hay una forma de construir el discurso de la seguridad, es decir, cuando el discurso se centra casi exclusivamente en la seguridad, la pregunta es ¿realmente las leyes, las acciones de ese gobierno tienen como prioridad la seguridad? La primera pregunta que yo me hago como investigador de la propaganda es ¿de verdad? Entonces, vamos a buscar qué hay detrás”, comentó.
Destacó que es posible que los gobiernos sí tengan como prioridad la seguridad, pero también cabe la posibilidad de que no sea así y en este segundo caso, es cuando comienzan a surgir los problemas para la población civil, que ante la sensación de peligro puede otorgar carta blanca a las políticas gubernamentales. Advirtió que las políticas de seguridad como máxima de todo, tienen el peligro de que se socaven las libertades civiles generales para una población asustada, ya que el miedo es un arma muy potente.
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A partir del Lunes 11 de Abril de 2011
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