Ahí estaba, triste, sin aliento y con la mirada perdida en un punto que solo sus ojos podían observar.
Era un niño, una niña, un joven o una jovencita eso no importa, pues la tristeza y el sufrimiento se notaban perfectamente en su rostro, ese rostro en el que sus ojos apenas parpadeaban.
Se le acercó un sujeto y tras decirle algunas palabras, al parecer intimidantes, se puso de pie y se acercó a una mesa en donde comenzó a platicar y a sonreír pero de manera forzosa pues en lugar de una sonrisa natural, normal, dibujaba solo una mueca en sus labios.
Desde donde estaba podía observar perfectamente la imagen, vino una copa, después otra y un trago más que eran tomados sin ganas y pude ver como una que otra bebida la tiraba en el macetero que tenía a un lado.
Su edad no rebasaba los 20 años pero su alma podría ser de una persona de más de 70 años, pues se reflejaba el cansancio por la vida que llevaba.
Después que “ambos” ingirieron una botella de vino (tequila, whisky, ron, brandy o cualquier otra bebida embriagante) se retiraron, se pagó una cantidad en la entrada del lugar y entraron a la parte posterior del local.
Un claro caso de prostitución, pero más que eso estaba presenciando un claro ejemplo de trata de personas, pues sin querer y contra su voluntad aceptó sentarse a un lado de un desconocido, ingerir bebidas embriagantes y, sobre todo, se fue con él.
Esta historia me la contó un amigo quien al ver lo que pasaba trató de entrar en contacto con quien estaba siendo víctima de este delito pero fue en vano, a pesar de platicar y tras hacer la labor de convencimiento pudo mas en temor a que dañaran a su familia, pues la amenaza está latente en ese ambiente si alguien se “raja”.
Se denunció a las autoridades pero el local, me comentan, sigue abierto para la población.
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A partir del Lunes 11 de Abril de 2011
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