SIN MÁS…

PEDRO PUENTE PÉREZ | Opinión | 22/09/2013

Llegó de pronto, sin pensarlo ni planearlo, un día apareció en nuestras vidas y se quedó.

Era un cachorrito de apenas dos meses de edad, cuando fuimos a verlo nos dijeron que era cruza de un perro labrador con una perra pastor alemán, color negro y sus ojos azules.

Más que un cachorro de perro parecía una pantera por su apariencia, su mirada y su agilidad al momento de jugar.

La adopción fue rápida, sin muchos trámites pero con el compromiso de cuidarlo, alimentarlo, atenderlo, vacunarlo y quererlo mucho.

Su nombre a principio era Pako, pero debido a su color y al color de sus ojos decidimos llamarle “Blue”.

Después de un año de tenerlo con nosotros nos hemos dado cuenta que el adoptar una macota es mucho mejor que comprar, Blue es un perro cariñoso, inquieto, juguetón, pero también noble, dócil, educado, cuida perfectamente la casa pero sobre todo, nos sirve de compañía ya que es como parte de la familia.

Es verdad que al principio estaba pequeño, gordito y, como siempre, era el perrito bonito, pero fue creciendo y ahora ya es de la talla normal de un pastor alemán, pero no por eso lo dejaremos a un lado, se ha ganado el cariño de la familia y no por ya no estar pequeño lo vamos a dejar en la calle.

Ojala y todas las personas prefirieran adoptar una mascota en lugar de pagar miles de pesos por un animal, hay miles de perros y gatos que esperan ser adoptados y están listos para dar a sus dueños el cariño y el agradecimiento suficiente por rescatarlos y salvarlos, tal vez, de una vida de maltrato y sufrimiento.

Al igual que Blue, hay miles de historias de mascotas que fueron adoptadas y viven felices acompañadas de sus dueños a quienes les brindan compañía, calor y cariño aunque no sean mascotas de las llamadas de "raza".