Señala que aprovechó la oportunidad, “y le comenté de esa máquina, que en realidad era una rasadora manual de teja, se la mostré y le gustó, le halló muchísima utilidad para ellos que construían centros de salud sobre todo”, señala.
Menciona que gracias a él sostuvo una entrevista con el jefe de esa dependencia federal en la ciudad de México, con quien acordó la fabricación de un gran número de rasadoras, pues la intención era llevar al menos una para cada entidad federativa, tarea que perduró hasta 1973, fabricándoles también varias maquinas bloqueras, las primeras que elaboró.
“En 1973 pude adquirir mi propio terreno, construí el taller en forma, y es donde hasta la fecha seguimos teniendo el negocio, en España 314 de esta ciudad”, subraya.
Al mismo tiempo, buscó el mejoramiento tecnológico de las bloqueras o vibrocompresoras que, entonces, empezó a fabricar en mayor medida, especializando su negocio en ese rubro.
“Eran bloqueritas que hacían 5 tabicones por tarima, las fui mejorando a través del tiempo, en el aspecto de hacerlas más funcionales, más grandes, que además de block y tabicón fabricaran otro tipo de material como bovedilla, adoquín, canales para riego, y es lo que hasta la fecha tenemos, pero ahora con un diseño semi automático y grandes”, detalla.
Asegura que todos los fabricantes de precolados en Colima han adquirido sus productos, pero que sus bloqueras son conocidas y reconocidas a nivel nacional, e incluso algunas han sido llevadas a El Salvador, a Guatemala.
Sin embargo, ha proseguido con otros trabajos, como las lámparas artesanales similares a las que se construyeron principalmente para Las Hadas.
Como ejemplo, nos narra que a fines de los noventa lo llamaron para hacer algunos trabajos para el hotel Kármina Palace de Manzanillo.
Se trataba de diseñar unos moldes para elaborar plafones que simulan cantera labrada con motivos mayas, “y esa figuras son las que forman parte de la arquitectura de ese hotel, en los dinteles de los elevadores, los ingresos, los pasamanos, el lobby, y les ofrecí fabricar la lámpara, pero me dijeron que los dueños ya habían decidido traerla de Estados Unidos”.
No obstante, y a petición del encargado de la obra, diseñó una lámpara con motivos mayas, lo que gustó a los dueños, “y con mucho orgullo puedo decir que toda la lámpara instalada en el Kármina Palace de Manzanillo, fue elaborada por nosotros, un servidor y mis hijos”, anota.
Otra muestra de su inacabable facilidad para el diseño arquitectónico igualable con cualquier época, es el trabajo que le encargaron para la conclusión de la Catedral de Zamora, Michoacán, dedicada a la Santísima Virgen de Guadalupe.
“Diseñamos unas figuras que orgullosamente están ahí, no fue un diseño a nuestro gusto o arbitrio, sino siguiendo la estructura arquitectónica de las torres, y ahí están, pero primero hubo que hacer modelos en cera y plastilina, lo que fui aprendiendo a través de los años y porque Dios me dio una facilidad para hacer esas cosas digamos artesanales”, manifiesta.
Refiere también que al paso del tiempo, y conforme fueron creciendo sus hijos, “logré enseñarlos a desarrollar labores de fundición, de pailería fina, y han sido y son mis principales aliados, pues se trata de un negocio familiar, y ahora sobrinos y hasta nietos, por lo que el negocio se ha desarrollado propiamente en familia”.
Enseguida, admite que además, el negocio no se sostuvo solo, pues lo tuvo que combinar con otras facetas.
CONTINUA…
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