SIN MÁS…

PEDRO PUENTE PÉREZ | Opinión | 07/07/2013

Era yo un niño cuando lo conocí, era un personaje de esos que casi todo Colima conocía, era muy popular y le gustaba mucho bailar, platicar con la gente pero sobre todo, le gustaba el comercio, el negocio de manera informal.

Diario recorría distintas calles de Colima vistiendo saco y zapatos de lo que en ese tiempo les llamaban “bostonianos” y algo que lo caracterizaba era que casi a diario sus brazos estaban llenos de relojes.

Poca gente sabía su nombre, pero todos lo conocíamos como “El Cometa” e incluso él mismo se autonombraba de es manera.

Quienes lo conocieron desde joven dicen que era una persona inteligente y cuerda, pero poco a poco fue convirtiéndose en ese personaje popular entre los colimenses.

Lo conocí allá por los barrios de La Merced, La Chiripa, El Socorro, La Lerdo, en donde a diario caminaba buscando clientes para sus relojes.

Muchos se preguntaban de donde sacaba tantos relojes, pero dicen que los obtenía del “montepío” (decía él), refiriéndose al monte de piedad.

Recuerdo que en al barrio de “La Chiripa” había un señor que era famoso por ser excelente para hacer negocios, siempre obteniendo las ganancias a favor y nunca perdía nada, pero un día llegó El Cometa a venderle un reloj de lujo, original y a buen precio por lo que no estaba a discusión ni a “regateo”.

El Cometa logró el trato y se fue con el dinero pactado; a los pocos días el buen negociante acudió con un relojero para autentificar la originalidad del reloj adquirido y cual fue su sorpresa que era chapa de oro y la máquina no era original, por lo que luego del enojo enfrentó al Cometa y con la sonrisa que siempre le caracterizaba, éste se vanaglorió de haber ganado ese negocio a quien tenía fama de no perder nada.

El Cometa tuvo una muerte trágica, unos dicen que le dio un infarto al corazón y cayó a una pila en donde murió ahogado, mientras que otros señalan que fue golpeado por unos rateros que le robaron sus relojes y después lo metieron a una pila.