Emilia Ferreiro afirma: Los niños tienen la mala costumbre de no pedir permiso para empezar a aprender. Por supuesto, todos sabemos que sólo aprenden lo que ven, escuchan, sienten o experimentan en su ambiente familiar y comunitario. Lamentablemente muchos de ellos viven en condiciones de marginación y abandono que les impiden tener motivaciones o aspirar a un cambio de lo que históricamente ha sido su forma de vida.
La prematura incorporación de los niños, niñas y adolescentes al trabajo, les impiden el goce pleno de sus derechos constitucionales, especialmente el derecho a recibir educación, a la protección de su salud y al de recreación que son fundamentales para su formación y desarrollo integral.
Osvaldo y Cristian son dos hermanos que forman parte del taller de lectura y escritura del albergue "Simón Bolívar", en la población de Quesería, municipio de Cuauhtémoc. Osvaldo, el mayor y al platicar con el grupo alfabetizador del IEEA nos comparte que hoy impuso récord en su jornada de trabajo al cortar 17 tongas de caña.
Osvaldo es un extraordinario alumno él y su familia son de Guerrero, su lengua materna es el Náhuatl. En la familia los hombres adultos y los niños trabajan cortando caña desde las 6 de la mañana hasta las 5 de la tarde. Las mujeres van al corte de zarzamora, de 7 de la mañana a 4 de la tarde. Cuando regresan de su jornada, descansan un rato, comen, se bañan, y a las 7 de la tarde llegan al aula, listos para aprender.
Esta rutina nos la comparte Óscar Javier Hernández Rosas, director del Instituto Estatal de Educación para Adultos (IEEA) quien con mucho entusiasmo ejerce su vocación magisterial como alfabetizador y coordinador del equipo académico que aplica un nuevo método alfabetizador entre los jornaleros agrícolas. “Para mi es un honor colaborar con ellos, son muy sensibles y muy humanos”, nos dice.
Óscar y Osvaldo conversan en el salón para conocerse mejor. A sus 10 años de edad, Osvaldo ya es un experimentado cortador de caña, actividad que inició hace dos años, cuando apenas tenía 8. Desde entonces se levanta a las 05:30 de la mañana para iniciar su jornada a las 06:00 y concluir a las 13:00 Hrs. Durante ese tiempo corta 10 "tongas" o atados de caña.
Como parte del trabajo del IEEA a través del grupo que participa en la atención educativa, se procede a entrevistar a los integrantes de la familia, se ofrecen los apoyos correspondientes que requieran y se exhorta a los padres o tutores para que den a los niños un mejor ambiente, informándoles acerca de los derechos de estos menores y su obligación de cuidarlos y protegerlos, de acuerdo con la Ley para la Protección de los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes del Estado de Colima.
Osvaldo le comenta a Óscar que su ejemplo en el trabajo y en la vida es su padre, que a sus 50 años, es el mejor cortador de caña de los que habitan el albergue "Simón Bolívar", pues corta 40 tongas por jornal, por eso: “Cuando sea grande voy a ser el mejor cortador de caña, mejor que mi papá, porque yo voy cortar 50 tongas”, dice Osvaldo en respuesta a la pregunta ¿qué quieres ser de grande?
Pero esa perspectiva seguro puede cambiar si los niños como Osvaldo y Cristian se adentran en el estudio, terminan su educación básica y se les despierta la motivación para superarse y formarse para emprender otros caminos. Por lo pronto ellos ya iniciaron su proceso de desarrollo de las habilidades para leer y escribir. Cambiar estas historias es un compromiso de todos y con el IEEA como instrumento, lo vamos a lograr.
Total de Visitas 276254792
A partir del Lunes 11 de Abril de 2011
Desarrollada por HMH Sistemas
Template by OS Templates