Se aferró a la vida y no la soltó, se aferró con todas sus fuerzas a pesar del dolor, del sufrimiento, de las heridas; se aferró a la vida con todas las ganas que muchos otros no lo hicieron, tenía ganas de vivir y lo consiguió.
Dicen que cuando nacemos ya sabemos que vamos a morir algún día, pero no todos nos damos por vencidos tan fácilmente ante la primera prueba que la vida nos pone.
Hay quienes por un problema de amor, porque lo o la dejó la pareja o por situaciones que con un poco de imaginación se pueden resolver, se quitan la vida cuando ni siquiera nacimos con, ni de esa persona que nos abandonó.
Hoy tomaré de referencia un acontecimiento muy reciente que puede estar presente en la mente de muchos de los lectores.
Era un 11 de febrero, todo transcurría normalmente en la colonia Villa Izcalli, en Villa de Álvarez, era ya pasado medio día, los vecinos realizaban sus labores cotidianas cuando de pronto se escuchó una fuerte explosión.
En un segundo la casa se llenó de llamas, lo peor es que el niño Ammed Emiliano Ramírez Torres, de apenas 4 años de edad, que estaba cerca de el lugar en donde ocurrió el estallido resultó con quemaduras severas en gran parte de su cuerpo, al igual que su mamá; mientras que el abuelo del menor sufrió quemaduras en solo una parte del cuerpo.
Las tres personas fueron llevadas rápidamente al Hospital regional de Colima en donde fueron hospitalizados; el niño de inmediato recibió la visita de los representantes de la fundación Michou y Mau quienes ofrecieron trasladarlo a la ciudad de Galveston, Texas, en Estados Unidos, para ser atendido de manera profesional y adecuada por personal especializado en quemaduras.
El mismo 11 de febrero por la noche el menor salió por la puerta de urgencias del Hospital Regional de Colima, iba envuelto en un traje especial, con oxígeno y totalmente sedado para que soportara los dolores de las quemaduras y fue transportado en una ambulancia hacia Galveston, Texas en donde fue atendido.
Mientras que su mamá, también con severas quemaduras fue atendida en el Hospital Regional y, posteriormente, trasladada a Guadalajara en donde falleció 16 días después.
Pero Ammed Emiliano, acompañado siempre de su papá, se aferró a la vida, luchó con todas sus fuerzas y después de casi tres meses, de varias cirugías y de sobreponerse a la dura noticia de la muerte de su mamá, fue dado de alta del hospital de Galveston, Texas y regresó a Colima en donde es atendido por su papá quien le da los medicamentos a la hora adecuada y le realiza la limpieza y le da sus terapias conforme lo indicaron los médicos.
Historias como éstas, en donde la gente se aferra a la vida, en donde se resisten a dar el paso hacia el más allá pueden presentarse tal vez a diario y no nos damos cuenta.
Hoy el pequeño Ammed Emiliano continúa con cuidados especiales, está en su casa con trajes o férulas que fueron diseñadas a su medida y a su tipo de quemaduras, pero sigue vivo, sigue luchando día a día y solo por eso es ya un campeón, un triunfador, se aferró a la vida y no la soltó y parece que no la soltará.
De personas como este menor debemos aprender a luchar, no es posible que por una situación como un “mal de amores”, una decepción amorosa, un problema económico del cual podemos salir organizando las finanzas o de otro tipo de situaciones no tan difíciles, de pronto perdamos las fuerzas y las ganas de seguir viviendo, cuando el niño Ammed nos ha puesto el ejemplo.
Hay que vivir, hay que luchar por estar en este mundo que nada es más importante e interesante que la vida, sigamos el ejemplo de Ammed Emiliano Ramírez Torres.
Total de Visitas 276149765
A partir del Lunes 11 de Abril de 2011
Desarrollada por HMH Sistemas
Template by OS Templates