LOS ALEMANES, LOS JUGONES, Y EL CAOS
Los duelos de ida de las semifinales de la Liga de Campeones de Europa dejaron sensaciones tan diversas como amargas para los aficionados del Barcelona y del Real Madrid, clubes que con todo y su prosapia fueron repasados por los dos más poderosos de la Bundesliga, el Bayern Munchen y el Borussia Dortmund, respectivamente.
Barcelona está fuera, con un partido irreconocible, en el que todos sus demonios se hicieron realidad ante el próximo club de Guardiola (doble bofetada, por cierto). Tito Vilanova no opuso resistencia. Con menos de medio Messi en el campo –nada más había que verlo correr para saber que estaba infiltrado-, las ilusiones catalanas se desmoronaron.
La cantera culé también fue una ilusión que duró menos de medio tiempo. Alguna vez Andrés Iniesta se licenció con Frank Rijkaard en unas semifinales de Liga de Campeones, cuando aún era una promesa de socio para Xavi. Ahí, el menudito creativo demostró que podía ser crack de un cuadro que todavía dependía de Ronaldinho y Déco. El caso de Marc Bartra fue el contrario; le dieron la oportunidad y decepcionó, y ahora deberán sacar la chequera para comprar un central de calidad que pueda suplir con eficiencia a Carles Puyol. Ese es el primero de los tantos problemas. El otro es encontrar un hacedor de goles que no dependa enteramente de Messi, pues la dependencia con el argentino es tan drástica como los cuatro goles que se comió otro que debe ir pensando en ceder su lugar: Víctor Valdés.
Dicen en Madrid que el Real tiene oportunidad porque no necesita anotar cinco goles, sino tres. Vaya, nunca antes una goleada a un alemán estuvo tan devaluada, sobre todo considerando que el Madrid tiene una dependencia incuestionable con Cristiano en el ataque, tanto que recurrieron a él para que empujara a la red una oportunidad de gol que les regaló el mismo cuadro de Klopp. Ahí recae la esperanza madridista, cegados de darse cuenta que Mourinho piensa más en Londres y Chelsea, después de haber ofendido toda la historia de los blancos con su desprecio a Iker Casillas.
La final en Wembley será alemana, a menos que el Mesías y el Dios de los metrosexuales digan no. Desde la Euro 2008 -con los jugones y el “tiqui-taca” de Luis Aragonés- hasta la continuación de proyecto de Del Bosque -en el Mundial 2010-, los teutones habían sucumbido ante el encanto de la posesión de balón como estrategia de guerra. Pero ya no está Guardiola y Mourinho siempre ha pretendido un estilo más sajón que latino, además de que tanto Bayern como Borussia son unas máquinas. Esta es la invasión alemana al mero estilo de Hitler.
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A partir del Lunes 11 de Abril de 2011
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