LECTURAS

NOE GUERRA PIMENTEL | Opinión | 17/03/2013

PRI: POR LA BASE O POR… EL DILEMA

Lo dijo el dirigente nacional del PRI Cesar Camacho Quiroz en días pasados, cuando invitó a sus correligionarios a que: “Empecemos a hacer Partido, recuperemos esta histórica institución que en el pasado reciente se nos escapó como agua entre los dedos por efecto de nuestra soberbia, ambición, división interna y, principalmente, por nuestra cerrazón para escuchar a la sociedad y para entender los nuevos tiempos”.

Tiene razón el priista cuando con insistencia invita a la militancia a que aprovechen el momento histórico e irrepetible por el que ese partido y México están atravesando y en el que la gente, dijo, “los ciudadanos han vuelto a darnos la oportunidad de servirles, de hacerlo bien, de reinventarnos, de ajustar nuestro reloj al de ellos, de tomar y levantar sus banderas, de canalizar sus necesidades, de rescatar nuestros valores, de consolidar nuestra plataforma y de ser congruentes con nuestro programa de acción para convertirnos en los auténticos representantes que demanda México”.

Sin duda un pronunciamiento tan oportuno como certero que, suponiendo que no es doble discurso, si no se entiende y asume entre el resto de dirigentes, cuadros y sectores del priismo nacional puede acusar resultados negativos que detonarían en el plazo inmediato, no lejos, en la elección del domingo 7 de julio próximo, pero que antes tendrá que definir, por lo menos en Colima, si sus dirigentes resultan electos por Convención de Delegados o por la llamada consulta a la base.

Pero ¿Qué dice el reglamento que estipula la elección interna de dirigentes y candidatos del PRI?: el Título II De la elección de dirigentes, Capítulo I De los objetivos del proceso, afirma en su Artículo 6º. El proceso de elección de dirigentes tiene como objetivos: I. Vigorizar la participación democrática de las bases del Partido en procesos internos; II. Garantizar y aplicar el principio de equidad de género; III. Garantizar la participación de los jóvenes; IV. Estimular la carrera de Partido y la lealtad a sus principios y el desarrollo de actividades de su programa de acción; V. Exigir tiempo completo, capacidad, experiencia y autenticidad de liderazgo a los aspirantes; VI. Fortalecer la unidad interna y la cohesión entre base y dirigencia; VII. Impulsar liderazgos con base en representatividad, arraigo, honestidad…

Pregunto si la llamada elección por “Convención de delegados” será congruente con los anteriores preceptos que hasta la pasada elección de dirigentes fueron letra muerta, pero que hoy parece serán validados con acciones abiertas, acordes a lo que la sociedad exige y que desde hace tiempo obliga a los partidos a enderezar otras acciones, a legitimar sus acciones empezando por el principio, yendo por la vía democrática como la posibilidad más cercana para retraer y arraigar a la cada vez más disminuida credibilidad y respaldo social.

La consulta legitima a quienes resulten pues asumirán el cargo con el mejor aval, la militancia. La participación de los militantes implica fórmulas sustentadas en programas. El voto de la gente por sus cuadros dirigentes transparenta la discusión y propuestas sobre el proyecto de partido y favorece la escucha y atención a las necesidades y demandas. Este tipo de elección involucra a todos con la institución, los compromete a respaldar a sus dirigentes en sus acciones y a sumarse a sus tareas y, lo más importante, los activos hacen valer su derecho y a ser vistos como adultos, a la vez que se suprime el “dedazo” y elimina la “línea”.

Harán bien los priistas, pues en este momento ya no caben brújulas perdidas, ni decisiones sobre la militancia o dirigentes que no elijen. Es tiempo de abrirse a la reflexión, de tomar las mejores decisiones. El imperativo debe ser tomarle la palabra a Peña Nieto, quien llama a “Mover lo que se tenga que mover, a reacomodar lo que no esté firme, a mover a la gente, a las instituciones”. La elección directa de los militantes es lo mejor, quien no lo vea así no ha entendido los tiempos ni a la sociedad. Se espera que no desaprovechen esta oportunidad, que se crea que este es el momento y no otro para ser lo que tiene que ser, dentro de una misma realidad, el presente de este México que ya cambió.