AL VUELO

ROGELIO GUEDEA | Opinión | 04/02/2013

Calcetines

Lo he estado observando desde hace muchos años. No sé si sea algo que le sucede a todo el mundo, o nada más a mí: siempre pierdo los calcetines. Tengo un problema enrevesado con eso. Antes era lo normal: creía que por poner mi atención en el pantalón, o en la camisa, incluso en los calzoncillos (cosa de verdad grave), olvidaba dónde ponía los calcetines, y era cosa de buscarlos por horas o de plano sacar otros del armario. Pero de unas semanas para acá me doy cuenta que no ha sido nunca una cuestión de despecho: de verdad que los calcetines se esfuman como el humo entre las manos, o como los grandes y rojos globos de gas de las manos de los niños, en el parque. El otro día me quité camisa, pantalón, etc, y puse los calcetines sobre la cama. Lo hice conscientemente y al cabo de unos segundos, cuando quise enfundármelos, había desaparecido. ¿A dónde se irían? Los encontré enredados entre las sábanas. Ayer mismo, que iba al futbol, saqué los zapatos y dentro de ellos coloqué los calcetines. En lo que fui al baño y regresé, ya no estaban. Yo aquí los había dejado, pensé, dentro de los zapatos. Estoy seguro de ello. ¿Estoy seguro de ello? Los encontré debajo de la cama: ¿quién los dejó ahí? ¿cómo llegaron? ¿acaso mi mujer…? Estaba solo en casa, nada más me miré en el espejo y me encogí, otra vez, de hombros.

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