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CULTURALIA

NOE GUERRA PIMENTEL | Opinión | 01/02/2013

HIDALGO SIN MENTIRAS

Cuando con su nombramiento fechado el 7 de febrero de 1792 llegó a la Villa de Colima antes del 10 de marzo siguiente -su 1ª firma es de esa fecha- tenía 38 años, aquí cumplió 39 el 8 de mayo. Venía como Rector del Colegio de San Nicolás de Valladolid (Morelia), del que había sido estudiante, vicerrector, tesorero y catedrático. Hablaba y escribía español, latín, francés, inglés, italiano, Tarasco, Náhuatl y Otomí. La hacienda de Jaripeo y los ranchos de Santa Rosa y San Nicolás en Irimbo cercanos a Valladolid eran suyos.

Hay varias versiones sobre su estancia en Colima. Que vino castigado por su amasiato con Manuela Ramos Pichardo, con quien tuvo dos hijos: Agustina y Mariano Lino, a los que ni negó ni reconoció; hecho “normal” para aquel Clero. Que vino reprendido por unos dineros, acusación que no aceptó por ser, decía, intereses sobre préstamo. Que como “pacificador” de Franciscanos y Mercedarios, improbable dada la vocación de estos grupos. Que lo desterraron como castigo por sus ideas, algo tampoco determinante, en el “siglo de las ideas y de la luz”.

Nada de eso pudo ser motivo y menos al constatar que de ganar mil 200 pesos, allá al año, juntando todos sus empleos, acá ganaba en promedio 3 mil, solo como Cura Interino; por lo que se colige que vino promovido; no es casual que a 8 meses, de marzo a noviembre, a mediados de enero de 1793 ya fuera Cura titular de San Felipe de los Herreros en el distrito de Guanajuato, entonces rica y lucrativa zona minera del Bajío.

Hidalgo, contra una confusión extendida ofició en la Parroquia de Colima, por aquel tiempo dedicada a San Felipe de Jesús, ubicada donde actualmente está la Catedral de Colima, preciso esto porque el “Beaterio”, dedicado a San Felipe de Jesús, no existió como tal hasta medio siglo después de la estancia de Hidalgo en la Villa. El equívoco radica, creo, que en dicho lugar se encuentran los libros parroquiales que testimonian su misión en este lugar de la Nueva España.

Cuando Hidalgo llegó sabía de antemano que su estancia sería breve, por tanto era obvio que no haría negocios a largo plazo, como se ha especulado; otra confusión es la de que el lugar donde un siglo después se empezara a construir el Teatro que lo honra, predio del que algunos afirman había sido de él, sin demostrarlo; la versión cercana, según actas de Cabildo locales, es que fue del padre José Felipe de Islas, fallecido en 1814. Respecto a la finca de Torres Quintero No. 70, salvo la placa que la afirma como su residencia, tampoco existe testimonio documental de pruebe; el Cura vivió donde lo hacían los de su tiempo: la Casa parroquial, según por entonces entre Degollado y 16 de septiembre.

Hidalgo nunca fue retratado, no hay dibujo, ni grabado, nada que refiera como era físicamente el “Cura de Dolores” en vida. Lo que conocemos de él, tiene su origen en la imaginación de un escultor de apellido Terrazas, quien por encargo, medio siglo después, hizo una terracota de rasgos indefinidos. Años más tarde, Bustamante divulgó una litografía que reprodujo su principal crítico, Lucas Alamán, porque “le resultaba parecido”. Alamán, quien sí conoció en persona al Cura Hidalgo, lo describe “de mediana estatura, incipiente calvicie, cargado de espaldas, cabeza caída al pecho, de ojos zarcos y de tez morena”.

La imagen de Hidalgo es herencia de Maximiliano, quien encargó a Joaquín Ramírez, pintor de su corte, quien lo trazó a partir de versiones de quienes afirmaron haberlo conocido y que lo asemejan a un sobrino nieto. Hidalgo es un Retrato hablado, cuya versión original fue modificada en el porfiriato, durante el centenario de Independencia, en la que se presentó a un Hidalgo envejecido, más acorde a la imagen de un Díaz de 80 años. Imagen que ha prevalecido en el imaginario y que es con la que identificamos al “octogenario” Padre de la Patria.

Hidalgo pues, era físicamente muy diferente al “anciano” que la tradición nos ha compartido cercano a su muerte a los 58 años, edad a la que fue fusilado en julio de 1811, 10 meses y medio de haber iniciado el movimiento armado.

NOÉ GUERRA PIMENTEL en integrante de la Sociedad Colimense de Estudios Históricos, A.C.

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