LECTURAS

NOE GUERRA PIMENTEL | Opinión | 09/12/2012

SI NO NOS DAN, QUE NO…

Al primer bimestre de gestión, como era previsible dadas sus inherentes condiciones históricas, evolución sociopolítica y la manera en que se definieron luego de la elección del pasado 1º de julio, los ayuntamientos que a la fecha siguen bajo el escrutinio general son los de Colima, Manzanillo, Villa de Álvarez y Tecomán, demarcaciones de las que por lo menos pretenderá catapultarse algún aspirante sucesor de Mario Anguiano, quien, como se recordará, surgió precisamente de la alcaldía capitalina.

A casi dos meses de haber tomado posesión de su cargo la mayoría de los alcaldes y alcaldesas aún se ven desencanchados, como apanicados y algunos hasta recelosos ante tanta demanda social, carencias y broncas que hay que atajar y no es para menos, además de las pavorosas deudas que les heredaron sus despilfarrados antecesores y a las que tendrán que salirle, no obstante las ejemplares sanciones (mínimo la cárcel) que se apliquen como necesario, urgente y ya obligado escarmiento, para contener esa abusiva practica patrimonialista del ejercicio del poder.

En esas y desde mi muy personal punto de vista y sin que por ello pretenda que deban echar campanas al vuelo, solo reconocer que a este momento quienes han adelantado con relación a las expectativas que generaron, son solo cuatro, precisamente los enunciados y en este orden: “Kike” Rojas de Villa de Álvarez, cuya mano se empezó a ver desde el siguiente día corrigiendo las tarugadas públicas y el caos administrativo que le dejó su antecesora panista (me refiero a Brenda Gutiérrez), dándose tiempo para aventarse ya con algunas novedades políticas; a éste le sigue “Tito” Vázquez, quien llegó a un Tecomán literalmente en el abandono y donde como honrando la memoria de su hermano se ha puesto a trabajar levantando pedazos del basurero y, con sentido humano, ir dando salida y resarciendo las carencias y novatadas de quien le antecedió.

En Manzanillo vemos a un Virgilio Mendoza mas afanado en limpiar una imagen electoral que se postró con aquel audio de índigo (editado dice él), obligándolo a empezar de cero con un triunfo a medias que alcanzó (dicho sea con todo respeto) prácticamente solo, desde el momento en que lo nominaron, condición que sabe no le ayuda, es por ello que esta vez observando un bajo perfil trabaja doble buscando concretar su anhelo, a la vez que se afianza en alianzas antes impensables; mientras en Colima Federico Rangel se ve voluntarioso y como puede hace frente al monstruo de mil cabezas que es la capital, tratando de dar cauce a la administración, obstaculizado por la desproporcionada demanda social de un municipio que, lo sabe, si se descuida se lo come y con él sus aspiraciones, mientras tanto fiel a su estilo le echa las ganas en todos los rubros, enfatizando lo más rentable, como es natural. Esperemos que mantenga el paso y que su equipo le responda o, por lo menos que no sea convierta en su lastre.

Las otras seis municipalidades aún no la ven llegar y dudo que la vean, con las broncas financieras que obra y gracia de la impunidad en la que sin decoro se han cobijado actores políticos de un color y de otro, quienes atenidos no sé a qué, más que representantes, la mayoría han sido oportunistas saqueadores del erario. De esa manera la gente de Armería con su abandono, estancamiento y falta de oportunidades; Comala con una administración de fallidas ocurrencias; Coquimatlán con un presidente que al no atinar gobernar se empeña en perseguir; Cuauhtémoc victima culpable de las frivolidades y la evidente ineptitud de quien no sabe qué; Ixtlahuacán sin poder encontrar por dónde ni con qué y Minatitlán distanciado más que geográfico por su aislamiento económico, poco o nada pueden aspirar a un desarrollo propuesto desde allá, a no ser quimeras, sujetos a la realidad y a las capacidades reales de sus munícipes pues las circunstancias externas, según se ve desde fuera, hasta hoy les han rebasado.

A todo esto queda no comer ansias, consideremos que aún tienen tiempo de corregir el rumbo, de enderezar el barco para encontrar la ruta que por el bien de todos y de ellas y ellos mismos los lleve a buen puerto; cabe el sonado beneficio de la duda y esperemos al menos, que no defrauden la confianza que les depositamos, que entiendan que no es cheque en blanco, esperemos pues que no nos fallen o por lo menos que respeten los cada vez más precarios fondos, porque como decía mi abuelita: “Si no nos dan, que no...”