LECTURAS

NOE GUERRA PIMENTEL | Opinión | 02/12/2012

LA SEGUNDA TRANSICIÓN

La Silla del Águila, es nada más y nada menos
que un asiento en la Montaña Rusa que llamamos La República Mexicana.
Carlos Fuentes.

Luego de dos sexenios en los que el Gobierno federal fue encabezado por activos del Partido Acción Nacional, un Vicente Fox que como Presidente, mediocre equivocó su ruta y extraviado hasta la postración nunca atinó a gobernar un país al que le había prometido un cambio que aplicó pero lo hizo en reversa y, el otro, Felipe Calderón, cuya constante fue la de cometer graves errores, tanto que según el MPJD de Javier Sicilia, pasa a la historia como el causante sexenal de más de “70 mil muertos, 20 mil desaparecidos y más de 250 mil desplazados”, lo que podría llevarlo a los tribunales internacionales, sin contar los 20 millones de pobres que sumó a los 40 de su antecesor y los 8 millones de “Ninis”, además del negativo económico de un mercado cambiario que lo despide con una paridad de $12.94, que representa una depreciación del peso de 18% en su sexenio.



Con Enrique Peña Nieto en la Presidencia, el PRI, su partido político se obliga a cambiar, a cambiar desde dentro y evidenciarlo hacia afuera. En ese sentido, las primeras señales luego de su ratificado triunfo electoral han sido positivas, empezando por su pública actitud de respeto al resultado que diera el Instituto Federal Electoral, condición que mantuvo ante el eventual fallo que fuera a dar el tribunal, mismo que una vez que le favoreció ratificando la voluntad de los millones que votaron por él, sin aspavientos aceptó con un discurso conciliador, plural e incluyente y de plena tolerancia a las voces disidentes, aún las de sinrazón, las necias y las más injuriosas, hasta asumir el cargo con un extraordinario protocolo con el que demostró cómo piensa hacer las cosas en su naciente gobierno.

Antes, aún como aspirante y siendo aún Gobernador del Estado de México Enrique Peña Nieto, justo es recordar, contra todo pronóstico en lugar de que el candidato del PRI fuera su primo hermano y cercano colaborador Alfredo del Mazo, una vez hechos los sondeos y análisis correspondientes no vaciló en dar las facilidades para que por el tricolor participara el precandidato más rentable, lo que se demostró con Eruviel Ávila, actual gobernador mexiquense, quien como candidato y por un amplio margen dejó en el camino a los más vistos cuadros opositores, decisión con la que de paso Peña Nieto apuntaló su propia aspiración.

Ante esa actitud del llamado “priista con mayor responsabilidad” en el país, la que como ha demostrado no ha sido ni de pantalla, maquillaje o de simulación como en el pasado y aún recientemente en varios rincones del territorio nacional, el reto de sus correligionarios será el de la consecuencia si es que quieren sobrevivir, para lo que tendrán que olvidarse de egoísmos para ir tendiendo puentes, vinculando e integrando a las fuerzas y grupos políticos de su partido, abriendo espacios a legítimos liderazgos, transparentado sus procesos internos y, por supuesto, privilegiando los verdaderos proyectos ciudadanos marginando cuestionadas prácticas de otros tiempos.

Cambios de fondos y formas que no deberán ser solo en el discurso, sino lo más importante, en los hechos, solo así, si aspiran a permanecer a continuar posicionándose y más, a seguir creciendo. De otra manera y desde hoy lo advierto, en seis años a nadie sorprenderá de que el PRI salga así como regresó o peor que como lo hizo el PAN, pues tiene el agravante de que es su segunda oportunidad, por lo que de fallar difícilmente habrá otra, eso es lo que la gente que actualmente ostenta la franquicia tricolor en los diferentes ámbitos y niveles debe entender y asumir, de otra manera ya no se verá su tercera como tampoco se vislumbra una siguiente para el PAN, lo que redundará en un perjuicio social con amplias repercusiones en un sistema de partidos que desde hace años se tambalea en la cuerda floja de una cada vez más decreciente credibilidad social.