NUESTRA POLÍTICA CRIOLLA (II-IV)
El lunes pasado comenté que por invitación de la filial local de la Fundación Colosio en Colima, que fiel a su origen en el ámbito municipal retoma su fundamental escencia al motivar la reflexión de la militancia priista con la dialéctica confrontación de ideas. Ahí, el 25 de octubre, junto con respetados priistas diserté, porque así se me pidió, sobre “personajes que en Colima más han influido en el -devenir histórico- del PRI. De esa charla en el Auditorio “Luis Donaldo Colosio”, en mi anterior entrega hablé sobre el primer grupo político que ya en tiempos del PRI descolló con influencia, el de “Los Compadres”, en el que destacaron: Roberto Pizano, Antonio Salazar, Ricardo Guzmán, Alfredo Ruiseco, Ismael Aguayo, Ernesto Terríquez y Juan Oseguera, entre otros, sin que pudieran llegar a la gubernatura en las cuatro ocasiones que la buscaron.
También apunté que simultáneo, a nivel nacional, surgía un líder colimense muy poderoso, J. Jesús Robles Martínez, dirigente del SNTE y de la FSTSE, pero enemistado con el presidente Adolfo Ruiz Cortines (1952-1958), quien no lo aniquiló porque no pudo pero que si le impidió, primero llegar a la gubernatura imponiendo a Rodolfo Chávez Carrillo (1955-1961), y luego al Senado, para el que lo vetó haciendo valer su condición de Presidente saliente. No obstante, ya corrido el sexenio siguiente, durante el Gobierno de Adolfo López Mateos (1958-1964), con nuevo impulso recompuso fuerzas, restableció, creció y fortaleció alianzas, insuficientes sin embargo para alcanzar la gubenatura de Colima, otro paisano más cercano al poder se le atravesó, Francisco Velasco Curiel (1961-1967), quien así también les ganó a “Los Compadres”.
No obstante Robles Martínez se mantuvo vigente y en alianza con Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970), quien había dejado en el camino al poderoso Raúl Salinas Lozano y de manera colateral también impidió el ascenso del enemigo de su asociado, Francisco Velasco Curiel. Robles Martínez, gracias a sus servicios de campaña con Díaz Ordaz, se había echó a la bolsa BANOBRAS, de ahí, con todo el poder compitió contra “Los Compadres”, ganándoles las más importantes posiciones incluida la gubernatura, que recayó en Pablo Silva García (1967-1973), a quien le impuso gabinete, pero que ya no le alcanzó para más, pues Luis Echeverría Álvarez (1970-1976), lo degradó el 22 de septiembre de 1972, cuando apoyó a Carlos Jonguitud Barrios, para que con armas al aire se apoderara del edificio sindical desconociendo al entonces “secretario general”, para terminar así, de un manotazo presidencial, con la carrera de este poderoso político colimense.
Poco antes, en 1964, otro importante suceso había dado un principio un fin, por diferencias e intereses encontrados, se habían roto las relaciones entre Robles Martínes y su hasta entonces operador político en Colima, Alberto Larios Gaytán, mano derecha, sucesor en el magisterio nacional y su suplente en el Senado, curul que ninguno ocupó, el primero por la Dirección General de BANOBRAS y, el segundo, porque su exaliado no quiso, se lo impidió como castigo a su indisciplina.
De esta separación resultó el “Grupo Manzanillo”, encabezado por el mismo Alberto Larios Gaytán, Aquileo Díaz Virgen, Jorge A. Gaytán Gudiño, Rogelio Rueda Preciado, Sergio Marcelino Bravo Jiménez, entre otros, además de sus parientes como los Meillón, Sánchez, Bueno, Ochoa, Pelayo, etc. Grupo que manado del rompimiento con Robles Martínez tuvo su mejor época cuando éste ya no figuró más, logrando para su causa en varias ocasiones la alcaldía porteña, curules federales, la dirigencia estatal priista, regidurías y diputaciones, posiciones que de suyo fueron negociadas con otros grupos, incluido ya el “Universidad”, surgido a fines de los sesentas y afirmado en la siguiente década.
Continuará…
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