
*El biólogo marino Alan Reyes dio a conocer su proyecto “Pajareando ando” a estudiantes de Psicología
Este viernes, estudiantes de la Facultad de Psicología de la Universidad de Colima participaron en una charla, seguida de un recorrido por el campus central, bajo el nombre de “Pajareando ando: utilización de las tecnologías para la observación y conservación de las aves”. La actividad estuvo a cargo del Biólogo Marino Alan Geobrany Reyes Manjarrez.
El evento, dijo Nancy Molina Rodríguez, directora de la facultad, es para que las y los estudiantes conozcan el uso de nuevas tecnologías y promover el cuidado del medio ambiente, “¿Por qué?, porque cada vez el medio ambiente está más deteriorado, y con el paso del tiempo nos va a costar más rehabilitar nuestro espacio, nuestras vidas. Y desde la psicología, por supuesto, tenemos mucho que incidir en ese aspecto. También espero que salgan proyectos de intervención y de investigación”.
Reyes Manjarrez, egresado de la Universidad de Guadalajara, compartió que el cuidado de la naturaleza está relacionado con una mejor salud mental y física, incluso, dijo, algunas especies o su ausencia podrían indicar que la calidad de la naturaleza está en estado de descomposición.
“A veces pensamos que estos temas están alejados de nuestra salud mental o física. Fíjense, hace unas semanas fui a un festival de una comunidad indígena, y llegó luego una psicóloga que da clases en la Universidad de Guadalajara. Ella trabaja con un área que se llama ecoterapia; esto es, da sesiones en las que estás en contacto con la naturaleza, en las que hace que tus cinco sentidos estén en contacto con elementos naturales. Eso te ayuda a prevenir enfermedades mentales y mejorar el sistema inmunológico, lo que me parece muy importe”.
Pajareando ando
Pajarear, dijo el biólogo, es observar aves en su hábitat natural. “Para esta actividad se necesitan un libro que contenga las aves de la región, binoculares, ropa de color neutra, de preferencia que se confunda con la naturaleza y dos aplicaciones Merlin Bird ID y eBird Mobile. La primera aplicación me ayuda a identificar la especie por su canto y así conozco bien la especie. Antes se usaba una escopeta, matabas el ave y la medías e identificabas el color, pero ahora tenemos esto al alcance de nuestras manos”.
La segunda aplicación ayuda al registro de las aves que se van observando. “A esto se le llama ciencia ciudadana y sirve para que los expertos de todo el mundo sepan cómo van las formaciones de aves o si una especie que se creía extinta reapareció, entre otros aspectos, y que a partir de ahí se puedan tomar acciones”.
Las aves en México tienen mucha relevancia, principalmente el águila real, que se encuentra en el Escudo Nacional; hay vestuarios, aretes, música y poesía inspirada en aves, e incluso hay turismo para conocer diferentes tipos de aves; pero sobre todo, son animales importantes para la biodiversidad, comentó.
“Las aves ayudan a dispersar semillas, a que crezcan muchos árboles, y estos a su vez producen oxígeno. Si tenemos más árboles, tendremos oxígenos de mayor calidad, y entonces se reduce el índice de enfermedades respiratorias; por lo tanto, vamos a necesitar menos los hospitales, no digo que no sean necesarios, pero vamos a generar un ambiente saludable”, propuso.
También las aves son indicadoras de la salud del medio ambiente, aseguró: “Si un ambiente es sano vamos a encontrar diferentes especies de aves, pero si solamente vemos palomas y zanates quiere decir que algo anda mal ahí, inclusive puede presentarse hasta un foco de infección”.
El proyecto Pajareando ando, dijo Alan Geobrany, tiene además otros objetivos: eliminar mitos sobre las especies, como que el tecolote anuncia la muerte o el uso de colibríes para hacer amarres y contrarrestar el tráfico de especies. “Imagínense que 78 mil aves al año sufren por el tráfico de especies y sólo 2 de cada 10 especies que son traficadas sobreviven, es decir, que de mil aves que atrapan, 800 mueren y 200 sobreviven”.
Capacitar a las comunidades para la formación de pajareros es otro de los objetivos que persigue, esto para alejar a los menores de actitudes que alienten la violencia, además de fomentar la educación ambiental y con ello incidir de manera positiva en las infancias.
“Buscamos reclutar a adultos que les interese el medio ambiente. No es fácil llegar a una comunidad; rechazan tus ideas, pero una vez que les explican que se busca un cambio de chip en los niños para que tengan mejores oportunidades, los adultos se integran. Ahorita tenemos 15 adultos, quienes a su vez tendrán un grupo de cinco niños con quienes vamos a trabajar todo un año como observadores de aves y que vean que es muy padre”.
La parte más triste de esta historia, dijo el biólogo, son las amenazas que sufren las aves. La principal es la deforestación. “Cuantas hectáreas no hemos visto que se talan y de repente aparecen fraccionamientos o cultivos de aguacate o agave”. Los gatos también representan una amenaza, pues no solo depredan aves, sino también reptiles y anfibios, entre otras especies. Se estima que los gatos depredan 2 mil millones de aves al año.
Los bebederos de colibríes, comentó, también son un peligro; si bien el agua con azúcar no les afecta, la humedad que generan los bebederos sí es dañina para su metabolismo, pues ésta genera hongos. “Los colibríes son muy delicados, pesan tres gramos. Les das una gota de néctar y pesan seis gramos, entonces, imagínense cómo está su metabolismo”.
Finalmente habló de un riesgo más, que son las aguas residuales. “Hemos visto casas conectadas al drenaje que llega directamente al mar. A todos nos gusta el aguachile, el ceviche o el atún, pero también tomemos en cuenta lo que estamos tirando, porque también es algo que consumimos”.
Luego de la charla, el biólogo y las y los estudiantes recorrieron parte del campus central para observar aves.
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A partir del Lunes 11 de Abril de 2011
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