La educación Destructivista, Antítesis del Constructivismo
Hablar que un 40 por ciento de la población mayor de 15 años, se encuentra inmersa en el rezago educativo, es preocupante. Las causales imputables son muchas, y el comparativo que quiero mostrar en estas líneas, es con el afán de crear conciencia hacia los padres de familia, de la importancia de preocuparnos en la preparación de nuestros hijos, retomando el lema: Forjándolos para el futuro.
Un futuro incierto, mismo que ha sido construido por una sociedad despreocupada, y cada vez más exentas de valores primordiales, que han preferido mantenerse por décadas absortas en los medios de comunicación, que se han convertido de penetración –explícitamente televisión abierta- , expertos en la distracción del pensamiento individual, que son también detractores sociales y alentadores incluso, de la violencia misma que azota el país. Con argumentos como estos, el resultado del aprendizaje global es un 10 en una educación destructivista, antítesis del constructivismo.
La educación es, sin lugar a dudas, la actividad más importante en cualquier país y particularmente importante en un país en vías de crecimiento. Ella es el fundamento para cualquier plataforma de progreso que se desee implementar. Así lo han demostrado los países desarrollados quienes han optado por un fuerte apoyo económico a la educación como parte inicial y fundamental de sus estrategias gubernamentales para la dirección del país, cualquiera que de ellas se trate. Todos los países desarrollados, sin excepción, cuentan con un fuerte impulso educativo. Modernas instalaciones, tecnología, profesores bien preparados y un excelente enfoque educativo son las constantes en estos sistemas.
Cuando cuestionaba un servidor en la charla sostenida entre medios de comunicación y el titular del IEEA Oscar Hernández Rosas, sobre la disfuncionalidad del sistema educativo, la respuesta fue que el error se encontraba en la metodología de la enseñanza. Acierta el profesor en decir, porque el principal problema que nos encontramos en los planteles oficiales, es la desmotivación del alumnado, un sistema educativo represivo, amenazante y violento de parte de los profesores, pero sobre todo, una falta de preparación en la educación modernista, por la falta de capacitación del grueso magisterial.
Una condición necesaria para que el proceso enseñanza-aprendizaje se dé en forma adecuada es que el alumno se encuentre motivado por lo que aprende. Sin embargo, en los últimos años se ha detectado una falta de ésta, y los estudiosos de la educación lo han atribuido a la monotonía y falta de retos que presenta el enfoque tradicional de enseñanza, en el que el profesor es el centro del proceso, pues se pasa la mayor parte de tiempo hablando, y el alumno simplemente es un receptor que poco alcanza a comprender de lo que se le es expuesto. Se han realizado estudios en los que se estima que tan solo el 5% de lo expuesto por un profesor es recordado por el alumno.
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