POR: Pamela de la Vega Tirado
El Gobierno de la Presidenta Claudia Sheinbaum ha anunciado el megaproyecto del Nuevo Puerto de Manzanillo, una de las obras portuarias más importantes de las últimas décadas, junto al Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec. Este ambicioso proyecto no solo promete aliviar la saturación actual del puerto, sino que también posiciona a México como un actor clave en la relocalización de cadenas de suministro en un contexto geopolítico complejo y post-pandemia.
¿QUÉ HACE ESPECIAL ESTE MOMENTO?
Manzanillo, como el puerto más dinámico de México, ha enfrentado retos significativos por el crecimiento constante de la carga. Sin embargo, este megaproyecto no solo debe pensarse como una expansión de capacidad; también es una oportunidad única para replantear cómo operamos nuestros puertos.
Hoy en día, la congestión portuaria y la ineficiencia operativa impactan directamente a importadores y agentes aduanales. Esto nos lleva a una pregunta clave: ¿El problema radica únicamente en el crecimiento de la carga, o en que el modelo actual prioriza ingresos por almacenajes sobre la eficiencia en la transferencia de carga?
Las cifras sugieren que los almacenajes, un servicio que debería ser secundario, se han convertido en un negocio tan lucrativo como la operación portuaria misma, desviando el foco de lo que debería ser el core business de las terminales: facilitar la transferencia rápida y efectiva entre medios de transporte. Los puertos no son almacenes; son puntos de conexión estratégica.
Este megaproyecto no debe quedarse en infraestructura física. Es una invitación a modernizar la gestión operativa y repensar el modelo portuario mexicano. ¿Cómo podemos lograrlo?
1. Fomentando la eficiencia operativa: Implementar tecnologías avanzadas y procesos más ágiles que reduzcan los tiempos de carga y descarga.
2. Redefiniendo los incentivos: Crear un sistema que premie la eficiencia en la transferencia de carga sobre la dependencia de almacenajes prolongados.
3. Colaboración público-privada: Impulsar el diálogo entre gobierno, terminales, importadores y exportadores para construir soluciones sostenibles y rentables para todos los actores.
EL CIERRE DE UN CÍRCULO Y LA APERTURA DE UN NUEVO HORIZONTE
Manzanillo no solo es el puerto más importante de México; es un símbolo de lo que podemos lograr cuando unimos visión, estrategia y ejecución. Este megaproyecto representa la oportunidad de dejar un legado para las futuras generaciones: un sistema portuario más ágil, competitivo y alineado con las mejores prácticas globales.
Ahora es el momento de actuar. No basta con expandir físicamente nuestros puertos; debemos redefinir cómo operamos y construir un modelo que impulse el desarrollo económico y logístico de México con eficiencia, sostenibilidad y justicia para todos los actores de la cadena.
¿Qué opinas de este cambio necesario? ¿Cómo visualizas el futuro de los puertos en México?
¡Me encantaría conocer tus ideas!
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