DOMINGO DE RAMOS
POR: Pbro. Juan José González Sánchez
Marcos 14, 1-15,47
Ante el mensaje y la perspectiva que nos presenta este domingo, importa mucho más abrir el corazón y meditar que comentar.
El aplauso dura muy poco a los profetas fieles y valientes; pronto se convierten en siervos sufrientes como nos dice la primera lectura. Menos mal que Dios nunca los abandona.
Es precioso y expresivo el canto de la carta a los filipenses: “A pesar de su condición divina”, Jesús es siervo, es siervo despojado, que adopta una vida sin relieve, pasa como uno de tantos, pero servicial y sacrificado hasta el final. Esta manera de vivir le agradó a Dios extraordinariamente. Por eso lo levantó y le concedió el “Nombre-sobre-todo-nombre”. Nosotros reconocemos que Jesús es el único Señor que merece aplauso y alabanza.
El relato de la pasión nos asegura que ha llegado la “hora” de Jesús: El grano de trigo ha de caer en tierra y morir para dar fruto. Jesús va a dar el golpe de gracia. Clavado en una cruz va a proclamar la alternativa de su religiosidad. Intentaron acabar con Él, pero no se ha conseguido apagar su voz, ni enterrar su Evangelio, al contrario, se ha convertido en la causa y la motivación que da sentido a muchas personas, entre las que nos encontramos nosotros y nosotras.
Pero seguir a Jesús hasta el Calvario sigue siendo para nosotros una asignatura pendiente. Probablemente pensemos que para seguirlo en la vida de cada día no hace falta pagar un precio tan elevado. Sin embargo, Jesús nos deja este gran ejemplo: la obediencia a Dios no tiene días, ni lugares, ni fronteras...
Vivamos, pues, con responsabilidad estos días de gracia especial. Para una persona bautizada nunca pueden ser unos días de simples vacaciones.
Total de Visitas 259381702
A partir del Lunes 11 de Abril de 2011
Desarrollada por HMH Sistemas
Template by OS Templates