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PARACAÍDAS 

Administrador Colimapm | Opinión | 23/02/2024

#LosPerfilesMásCompetitivospara #Elecciones2024: PRISCILA GARCÍA, morenista  

POR: Rogelio Guedea 

Cuando lo cuenta, se le rasan los ojos. No lo puede evitar.  Me refiero al momento en que Priscila García, diputada local por Morena y con aspiraciones de reelegirse para los próximos comicios, se sentaba al lado del lecho de su padre, quien padecía una enfermedad terminal, para escuchar los consejos que éste le daba todos los días luego de regresar de la escuela. Notaba en su amoroso y protector padre una urgencia, una preocupación grande por compartirle toda la sabiduría que la protegería de los peligros de la vida y le ayudarían a salir adelante, cuando él faltara. No olvida que, entre todos esos consejos, estaba el de nunca dejar de prepararse, tal como lo hizo pese a las vicisitudes que vivieron ella, su madre y sus dos hermanos el día que inevitablemente faltó su progenitor. Priscila tenía apenas catorce años y lo primero que sobrevino luego de superar la pérdida de su padre, treinta años mayor que su madre, fue apoyar en las labores de la casa y en el negocio de comida que su madre se vio obligada a emprender para sacar adelante a sus hijos. No pudo, debido a esa circunstancia, continuar sus estudios preparatorianos. En cambio, todavía se recuerda levantándose a las cinco de la mañana para ayudarle a su madre a preparar y embolsar la comida que vendían para el sustento familiar. Su madre, además, consagrada completamente a sus hijos desde ese momento, tenía que trabajar haciendo el aseo en casas, por la tarde o noche, luego de las duras labores de todo el día. Vivían en Rancho de Villa, lugar donde creció y origen de su familia materna, pues su padre era de Coquimatlán. Siendo la mayor, Priscila tuvo incluso que hacer las funciones de una madre, algunas veces suplantarla cuando era necesario. Eso la hizo madurar sin más remedio y conocer, desde la tragedia que vivió, lo que es la verdadera necesidad, pues hubo ocasiones en que una amiga le tuvo que prestar sus propios zapatos para ir a la escuela. No olvida aquel día que fueron a pedir apoyo al gobierno y tuvieron que esperar horas para recibirlo. Puede todavía recordar con precisión el suelo (rojo y moteado) en el que estaban sentados, esperando. Lograron obtener unas despensas y ahora entiende lo importante que son (más allá del uso electorero que a veces se les da a estos beneficios) para las familias que sufren para completar el gasto familiar. Colocar la despensa en la alacena le producía a aquella Priscila joven una sensación de tranquilidad y seguridad, pues sabía que por lo menos no se quedarían sin comer ni ella ni sus hermanos. Priscila empieza a relajarse, lo noto en sus hombros, y confiesa que al poco tiempo ingresó al Instituto Comercial América para estudiar secretariado empresarial y, al apenas terminar sus estudios, sobrevino de nueva cuenta otro milagro, un milagro más que reforzó su fe católica y su arraigada creencia en Dios. Una tarde, mientras trapeaba su casa y cuidaba a sus hermanos, encerrados bajo llave porque su mamá les tenía prohibido abrirla sin importar que fueran familiares, tocó a su puerta Enrique Michel, el exalcalde capitalino, a quien su padre, antes de fallecer, le había pedido que viera por sus hijos en lo que pudiera. Priscila abrió la ventana (pero no la puerta) y desde ahí le preguntó que qué se le ofrecía. Enrique Michel le dijo que había ganado las elecciones y la invitaba a trabajar al ayuntamiento de Colima. Fue un gesto de Enrique Michel que nunca olvidará. Priscila le dijo que sí y fue en ese momento que, luego de tantas tribulaciones, empezó su carrera en el servicio público, como secretaria. No le fue fácil porque el sindicalismo suele ser muy agresivo y la incertidumbre laboral pan de cada día, incluso hubo ocasiones en que quisieron quitarle injustamente su trabajo, pero ella supo luchar (siempre ha luchado) por defender sus derechos y así fue como persistió por trece años en varias gestiones de la administración capitalina mientras que, con gran esfuerzo, empezó a estudiar el bachillerato semiescolarizado en la Univer. Posteriormente, luego de conseguir su base y concluir el bachillerato, ingresó a la carrera de Derecho, lo que le permitió ascender a un puesto en el área jurídica del Ayuntamiento. Priscila hace una pausa y reconoce que, gracias a Dios, toda su vida ha tenido un ángel que le ha ayudado en los momentos difíciles, y que siempre llevó las palabras de su padre (de que tenía que estudiar y prepararse) muy presentes siempre. Con la experiencia adquirida, Priscila entonces tuvo la oportunidad de ser asistente de la regidora María Elena Abaroa y es cuando conoce a Francisco Rodríguez, su actual esposo, político también y entonces síndico del gobierno de Héctor Insúa. Con la finalidad de enriquecer más su carrera profesional, deja de asistir a la regidora María Elena Abaroa y se regresa al jurídico, incorporándose al nuevo sindicato “Unión y Armonía” que intentaba ser un contrapeso para el sindicato dirigido por Héctor Arturo León y, además, para poder luchar por más y mejores derechos para los trabajadores. La relación sentimental con el síndico Francisco Rodríguez se estrechó cada vez más hasta el punto de que decidieron casarse (ahora tienen un hijo de cinco años) y empezar, a la par, y de forma natural, una mancuerna política que a la fecha llevó a Priscila a ocupar un escaño en el congreso local, dentro de la fracción morenista. Cuando le pregunto cómo ha sido esta experiencia como legisladora, Priscila reconoce que desde un principio sintió una gran responsabilidad por la envergadura del cargo y se impuso prepararse y trabajar arduamente para estar a la altura del mismo, aunque reconoce (e incluso lamenta) que en no pocas ocasiones sea el aspecto político (lo que conocemos como la grilla entre fracciones) lo que impida que se  avance en temas (nuevas iniciativas, reformas, etcétera) que son prioritarios para el bienestar de la sociedad. Por otro lado, aunque no le gustan los reflectores (sobre todo cuando se trata de apoyar a las personas, negándose realmente a hacer un uso político de la necesidad de la gente), esto no quiere decir que no esté trabajando y apoyando a los sectores más vulnerables con un programa, por ejemplo, de despensas económicas, algo de lo que su familia gozó cuando pasaron por las dificultades económicas posteriores al fallecimiento de su padre. Siempre se imagina, por ejemplo, que hay una niña como ella colocando la despensa en la alacena y sintiéndose feliz y segura de que, por lo menos, no les faltará qué comer en los próximos días. Esa niña o joven podría ser, de nuevo, ella misma, y por esa razón no dejará de seguir apoyando a la población. Priscila García se contiene, hace una ligera pausa como rememorando aquella joven que fue y la mujer que es ahora, y me confirma que tiene aspiraciones para reelegirse como diputada para los próximos comicios. Hay mucho por hacer y quisiera terminar con proyectos que todavía sigue trabajando en el recinto legislativo, por eso buscará que el distrito 2 le dé su voto de confianza y así ella pueda seguir trabajando, como hasta ahora, por un mejor Colima.

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