MATEO 25, 1-13
POR: Pbro. Juan José González Sánchez
Los libros sapienciales del Antiguo Testamento cantan a esa sabiduría integral, que ayuda ampliamente a las personas a conducirse por la vida. Quien la busca con verdadero deseo y buena intención, la encontrará, “la hallará sentada a su puerta”. Ella misma nos busca, si nos encuentra dignos, y se nos muestra benévola, así lo hemos escuchado en la primera lectura.
En efecto, si nos abrimos a esa sabiduría bíblica, dispondremos de muchos recursos para vivir con calidad humana. Más aun, sabremos encajar todos los reveses de la vida con un espíritu de serena libertad, incluso la misma muerte, dejará de ser un acontecimiento dramático, para convertirse en un gozoso encuentro con Dios, por quien aspira todo nuestro ser: “Señor, mi alma tiene sed de ti sedienta de ti” ¡Un encuentro de comunión con el Padre que nos espera con los brazos abiertos!
Sin duda este encuentro amoroso se dará si vivimos con las lámparas encendidas He ahí una indicación de la sabiduría que revela la parábola evangélica. Nos habla de personas atentas y de personas descuidadas. Parece que las descuidadas se encuentran en una situación compleja; por otro lado, las que se han preocupado por lo que realmente importa, mantienen un nivel de calidad, dan intensidad a los momentos concretos de la vida.
Todos corremos el riesgo de abandonarnos cuando se debilita la esperanza. Lo más fácil es adormilarse y despreocuparse de todo. Pero no es ese el modo de proceder de los que ansían la libertad y luchan por ella. Todos hemos visto el ejemplo de las generaciones anteriores que nos han dado lecciones de paciencia, constancia, responsabilidad…, para no perder el tren de la vida.
Hay en la parábola algo que puede sorprendernos; unas jóvenes, no han querido compartir el aceite con las que se habían quedado sin él. Lo que pretende Jesús con esta enseñanza es que reparemos en los valores de tipo personal, es decir la responsabilidad que depende de cada persona: o trabajo mi crecimiento personal o, lo abandono; nadie pude hacerlo por mí. Jesús nos viene a decir: Son hijos de la luz, pertenecen al tiempo nuevo; vivan de tal modo que no los sorprenda la noche del desánimo.
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