El Centro de Estudios y Divulgación de Arqueología e Historia Mesoamericana (CEDAHM), con sede en la Ciudad de México, presentó el documental y exposición fotográfica, ‘Colima, tesoro cultual del Occidente Mesoamericano’, un trabajo realizado por el fotoperiodista Rafael Cruz, en equipo con la arqueóloga Ligia Sánchez, investigadora UNAM-ENAH-CEDAHM, quien participó en esta producción audiovisual con una valiosa aportación sobre su visión de la piedra mapa de Colima, también conocida como la Abuelita Sagrada de Cofradía de Suchitlán, recientemente descubierta al norte del municipio de Comala, en las faldas del Volcán de Fuego de Colima.
El documental es un trabajo de difusión cultural, relacionado a nuevos hallazgos arqueológicos en Colima, realizados por Rafael Cruz. Tiene como objetivo general pertenencia hacia monumentos arqueológicos, y promover la cultura del reporte ciudadano al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en descubrimientos, y cualquier mal uso que ponga en riesgo los bienes patrimoniales.
Además de los realizadores, estuvieron presentes en la mesa, la Coordinadora del CEDAHM, la Doctora en Estudios Mesoamericanos por la UNAM, Patricia Pérez Martínez, el Director de la Fundación Cultural Armella Spitalier, Carlos Armella y Arturo Montero García, Director del Centro de Investigación y Divulgación de la Ciencia de la Universidad del Tepeyac, quien compartió los siguientes comentarios:
“La obra de Rafael y de Ligia es interesante porque nos enamoramos de las piedras, esa música, esas tomas salieron de la academia y fueron al corazón. De repente nos fuimos del paisaje, y nos olvidamos a veces de cómo hablamos con tecnicismos los arqueólogos, y en eso arremete Ligia y nos rescata con el conocimiento. Es un dúo muy interesante. Es una buena línea documentalista a seguir aquí, lo sensible, lo emocional, el manejo de la cámara, el manejo de la música y la edición, y el especialista hablando en campo. Creo que es un documental afortunado”.
“Quiero decir al respecto, que hace muchos años, cuando estuve en la Cruz Roja, le entré al Nevado de Colima, y al Volcán de Fuego de Colima. Conozco la zona como alpinista. También vi cuando se ponía bravo el Volcán de Fuego. Y siempre nos pareció una zona enigmática y olvidada del centro de México que amerita una interpretación. Conocí al célebre arqueólogo e investigador mexicano Otto Schöndube Baumbach en un proyecto, y me decía: ‘Arturo, algún tenemos que ir ahí abajo del Volcán de Fuego que hay cosas interesantísimas’, y ya advertía Otto que la zona podría ser una geografía sacralizada. Ahora, que me presentan este material me sentí muy arraigado”.
“En la física moderna, hay dos paradigmas a resolver, el espacio y el tiempo, y esto es también es lo que tenemos aquí. El espacio sacralizado donde la comunidad se apropia del espacio y, a través del trabajo de cambiar la morfología de esas piedras insertando elementos simbólicos, ese espacio se apropia, ¿y dónde está el tiempo?, no dudo que, muchas de ellas sean marcadores astronómicos, y que, nos estén dando, como lo tenemos en el altiplano central de México, marcadores para solsticios, equinoccios, pasos cenitales, o sea, definitivamente tenemos ahí un acervo a desarrollarse, ¿por qué?, porque un espacio se sacraliza y la sacralización les da orden. Es el orden del universo de esa gente que ha vivido ahí, que en el momento de impactar la roca y plasmar, a través de miles de años su imaginario. Cuando Ligia está ahí y toca la piedra, es como si tocara dos mil años de memoria. Es como si los tocara a ellos y les dijera ‘no entiendo tus símbolos, no sé lo que quieras decir, pero sé que estás ahí’, y no lo vamos a saber porque es un discurso simbólico, la interpretación será compleja. La fotografía del cono del Volcán de Fuego y la piedra, nos está hablando de una relación de apropiación del paisaje. El volcán al ser pequeño y tenerlo en una piedra lo hago mío. Yo puedo tener un diálogo con el volcán… Es un lenguaje simbólico y esa es la complejidad de la antropología que trata Ligia de abrir y explicar. Es el fuego, es la erupción, es la actividad, es la deidad que está viva, es la piedra que respira y que la que tengo enfrente y con la que empiezo el diálogo”.
Por último, el Director de la Fundación Cultural Armella Spitalier, Carlos Armella, compartió: “Yo estoy impactado con estos petroglifos. Haber trabajado todo esto requiere de una cierta tecnología y una técnica. Requiere de ingeniería que data de tiempo muy antiguo. Noté en las fotografías un sol, un círculo concéntrico. Son cosas que ellos plasmaron porque así las entendían. Algo que hacían mucho en aquellos tiempos, fue observación astrológica. Es muy interesante el momento que estamos viviendo, estoy feliz de hacer difusión cultural y estoy muy entusiasmado con todo lo que viene en cuanto a descubrimientos, y a nuevas aportaciones hipotéticas, son ellos, los doctores, los especialistas, los que van a tener que estudiar, descartar o aprobar, y difundir. Vienen unas épocas impactantes”.
Con esta actividad se dio por inaugurada la sala de presentaciones del CEDAHM, ubicada en Fundación Cultural Armella Spitalier, Av. Central #254, San Pedro de los Pinos, delegación Álvaro Obregón, en la CDMX. El evento fue un trabajo en equipo con el Centro de Estudios y Divulgación de Arqueología e Historia Mesoamericana y las páginas de difusión cultural La historia de Colima y Revista Polifónica.
El documental se puede consultar en el canal de YouTube del CEDAHM (https://m.youtube.com/@cedahm).
Sobre el comentarista:
*Arturo Montero García es arqueólogo de profesión, con Maestría en Historia, Doctorado en Antropología Simbólica y Postdoctorado en Antropología Ecológica. Fue distingo por la Presidencia de la República, en 2002, con el Premio Nacional al Mérito Forestal, y en 2018 el Congreso de la Unión reconoció sus contribuciones a la arqueología subacuática, con el proyecto del Gran Acuífero Maya. Recientemente fue recipiendario de la Medalla al Mérito por la Conservación y Fortalecimiento del Patrimonio Integral de la Humanidad, otorgada por la asociación estatal de cronistas de Nuevo León. En la Cruz Roja Mexicana, fue paramédico y rescatista en terrenos agrestes y en los más álgidos desastres que afligieron a la nación, y por su labor de 27 años en el servicio de emergencias, se le otorgó el grado de Comandante y las Medallas de Bronce y Plata de la Orden de Honor y al Mérito además de la Presea Nacional al Mérito en 1992. Es autor de 11 libros.
Fotografías: Mónica Figueroa
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A partir del Lunes 11 de Abril de 2011
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